La tecnología al volante obliga a la reconversión en los talleres
Las previsiones: menos talleres multimarca y más oficiales La factura media de una reparación fue de 436 euros en 2019 en los concesionarios oficiales
El incremento de las llamadas ayudas a la conducción provocará previsiblemente que haya menos talleres multimarca y más oficiales. Cada minuto hay en España 3,7 golpes de chapa entre vehículos, según los datos de la patronal aseguradora Unespa. Son pequeños siniestros que se saldan sin heridos y que, en muchos casos, podrían haberse evitado si los vehículos implicados estuviesen equipados con sistemas avanzados de ayuda al conductor (ADAS, por sus iniciales en inglés).
Estas ADAS no aplican hechizos para funcionar, sino mucha tecnología. Elementos como cámaras que reconocen señales, marcas viales o simplemente en el firme; radares, emisores de ultrasonidos, más las unidades de procesamiento de la información... Toda esta electrónica hace que los coches actuales dispongan de altos niveles de seguridad. Sobre todo, los de gama alta, donde estas ADAS comenzaron a ser habituales desde el inicio de la década pasada en casi todos los nuevos modelos. Y desde entonces, su progresiva implantación ha ido rebajando su precio e incorporándose en automóviles más asequibles.
Con esta tecnología hoy ya hay coches capaces de acelerar y frenar solos, mantenerse centrados el carril, detectar objetos, peatones o ciclistas y frenar en caso de peligro. Incluso adelantar de forma autónoma. Un gran avance en la seguridad vial. Tanto, que desde la Dirección General de Tráfico (DGT) afirman que “tienen un potencial de reducción notable de siniestros, sobre todo en colisiones frontales y en accidentes por salida de vía”. Según los cálculos de este organismo, hasta 51.000 accidentes podrían evitarse o ver mitigadas sus consecuencias gracias a estos sistemas.
En la Comisión Europea se trabaja para que los coches que aparezcan en el mercado a partir de mayo de 2022 estén equipados obligatoriamente con diversas ADAS. Estas ayudas “podrían salvar hasta 25.000 vidas y evitar cerca de 140.000 heridos graves hasta el año 2038”, se señala en un comunicado del organismo europeo.
La comisaria europea Elzbieta Bienkowska, responsable de Mercado Interior, Industria, Emprendimiento y Pymes, explica que “con la obligatoriedad de los nuevos dispositivos avanzados de seguridad podemos lograr el mismo tipo de resultados que cuando se introdujo por primera vez el cinturón de seguridad”.
Estos sistemas tecnológicos avanzados conducen a un nuevo perfil de trabajador
Los vehículos con tecnología recorren más kilómetros que los antiguos
Perdedores
Estos avances en el campo de la seguridad vial no son bienvenidos con el mismo entusiasmo por todos los sectores de la automoción. Uno de los posibles perdedores –si es que de la mejora de la seguridad vial resulta alguno– son los talleres de reparación de automóviles. En la medida en que estos sistemas se vayan incorporando en los automóviles, es de esperar que los accidentes disminuyan y, sobre todo, los pequeños alcances en ciudad que se saldan sin heridos y con un resultado de unos rasguños o abolladuras en la chapa. Por lo que, a menor cantidad de incidentes, menos trabajo para los talleres.
La patronal española de la red de concesionarios oficiales de venta de automóviles (Faconauto) señala que las ADAS son “un gran avance para evitar daños personales y una prioridad para el sector”, pero creen que, “lógicamente, la facturación por intervenciones de chapa y pintura bajará”.
Sin embargo, con la incorporación de toda esta tecnología embarcada en los nuevos modelos de coches es probable que la factura media de una reparación haya subido de 436 euros en 2019 en concesionarios oficiales.
Aniceto Guzmán, miembro del comité ejecutivo de la Confederación Española de Talleres de Reparación de Automóviles ( Cetraa), no está de acuerdo con esta afirmación. “Estos sistemas”, dice, “no se averían tan fácilmente”. Guzmán explica que las ADAS incluso podrían “destruir empleo en los talleres multimarca y crearlo en los marquistas, que serán los que dispongan del costoso equipo especializado para realizar las intervenciones”.
Estas nuevas tecnologías conducen hacia un nuevo perfil de trabajador, con talleres donde habrá menos martillos para alisar la chapa y más ordenadores portátiles para comprobar la electrónica.