Hoteles: qué hacer cuando el turismo colapsa
El mes de junio dejó en España un desplome en la entrada de turistas extranjeros del 97,7% Parte de los hospedajes que reabrieron tendrán que echar el cierre nuevamente
La pandemia parecía controlada en España. El menor número de ingresados en los hospitales por culpa del Covid-19 y el descenso en los contagios insuflaron esperanzas de poder salvar parte de la campaña veraniega de turismo. A medida que nuevos focos del virus engrosaban la cifra de personas afectadas, los temores del sector hotelero, pieza clave en la economía española, se fueron haciendo realidad. Ahora, en medio de la incertidumbre, las cadenas hoteleras han asumido que la clave para salir con los menores daños posibles de la situación pasa por la flexibilidad a la hora de fijar su respuesta a la crisis.
Las perspectivas no son buenas. En el mes de junio, el Instituto Nacional de Estadística español constató una caída de viajeros del 97,7% respecto al mismo mes del año 2019 hasta dejar la cifra de turistas en los 204.926 visitantes. Hay que tener en cuenta que hasta el día 21 de junio España todavía aplicaba medidas de restricción del movimiento. Con todo, el primer semestre es catastrófico: el gasto total de los turistas internacionales bajó un 70,6% respecto al mismo periodo del año anterior, alcanzando los 11.840 millones de euros, muy alejados de los 40.380 millones cosechados en el primer semestre de 2010.
Las autoridades españolas prácticamente dieron por perdido el mes de junio, pero trabajaban intensamente para lograr que julio fuera mejor en lo que a visitantes internacionales se refiere. Para ello, el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo junto con el Instituto de Turismo de España lanzaron campañas promocionales del país focalizadas sobre todo en atraer turistas europeos. El presupuesto para las mismas salió del plan de ayuda que el Gobierno de Pedro Sánchez lanzó al sector. Un plan de 4.200 millones de euros que, además de intentar paliar los efectos del Covid-19, busca fomentar la innovación y poner en valor destinos rurales frente a la prevalencia del modelo de sol y playa.
Tras el aumento de los casos de Covid-19, Francia, Alemania, Reino Unido y otros 15 países europeos desaconsejan viajar a las zonas más castigadas de España y, en el caso británico y alemán, se impusieron cuarentenas para aquellas personas que visitaran esas áreas. Con sus principales mercados emisores de turistas aplicando restricciones, la temporada se complica para España. “El turismo nacional ha ayudado algo, pero no es suficiente para todos los hoteles que tenemos en el litoral. En general, nuestra infraestructura está preparada para 84 millones de turistas al año. Una parte de los hoteles no ha abierto y de los que sí lo han hecho tienen a una parte importante de su personal en los ERTE”, comenta Gonzalo Fuentes, responsable de hostelería y turismo del sindicato Comisiones Obreras.
Los ERTE son una medida que trata de contener la avalancha de despidos que puede traer la pandemia. Los contratos de los trabajadores entran en una suerte de suspensión temporal por la cual la empresa se ahorra el abono de impuestos y los empleados reciben un 70% de su sueldo a cargo del Estado, mientras que el empresario se compromete a mantener seis meses el empleo de los afectados cuando finalice el ERTE.
Con parte de los hoteles cerrados, el experto del sindicato pone el foco en el problema que supone para los trabajadores que iban a ser contratados pero cuya suerte ahora está totalmente en el aire. “En julio, agosto y septiembre hay cientos de miles de trabajadores eventuales que normalmente se contratan en el punto álgido de la temporada. Este año no parece que vayan a ser contratados”. Para estas personas que esperaban encontrar empleo no existen sistemas de protección más allá de la prestación del paro y las ayudas sociales.
“Una crisis como nunca habíamos conocido”
Gabriel Escarrer, vicepresidente ejecutivo y CEO de Meliá Hotels International, describe la crisis del Covid-19 como algo totalmente distinto a cualquier otra que el sector haya enfrentado con anterioridad debido a su globalidad y al alto grado de incertidumbre. “Si algo sabemos desde el comienzo de esta crisis es que hay que afrontarla día a día, con la máxima preparación a nivel de seguridad sanitaria y la máxima flexibilidad e inteligencia de negocio, para poder adaptarnos a las circunstancias que determinan la evolución de la demanda en cada momento”.
El consejero delegado de la cadena internacional Meliá afirma que estos rebrotes no les han cogido por sorpresa, si bien, esperaban que tardaran más en llegar. “España es un país seguro, y el sector turístico, en particular, ha realizado un excelente trabajo para garantizar la seguridad de clientes y empleados, sin afectar a la experiencia de los viajeros, y por ello es muy frustrante la confusión creada en torno a los rebrotes en algunas zonas del país”, opina Escarrer.
El CEO sostiene que “Meliá ha mantenido su compromiso responsable de abrir tantos hoteles como sea posible a partir de una mínima viabilidad económica, dinamizando así los destinos y rescatando empleados con sus contratos en suspenso por la pandemia”. Así, siguiendo un protocolo especial, ha conseguido reabrir 154 hoteles en todo el mundo, (aproximadamente el 40% de los hoteles operativos), 62 de ellos en España y norte de África (Marruecos) y 15 en América.
Hasta el anuncio de la cuarentena por parte del Reino Unido, Meliá había alcanzado un nivel de ocupación media cercano al 60% en los resorts españoles, con un 90% de clientela española. “La caída del mercado británico, si se confirma y se prolonga para todos los destinos españoles desde el Reino Unido, nos está obligando a replantearnos alguna de las aperturas previstas”, lamenta Escarrer.
Además de los despidos, la falta de nuevos contratos penaliza el empleo eventual
El turismo nacional palia los efectos, pero no es suficiente para remontar