ContraReplica

Libertad de expresión y el verso libre

- CARLOS HERRERO

La SCJN concedió el 20 de febrero un amparo a favor de la libre expresión en referencia a la sentencia que obligaba a la periodista Carmen Aristegui a probar los extractos del prólogo del libro La Casa Blanca de Peña Nieto, en los que mencionaba la relación de los dueños de la empresa MVS con el poder político.

En México somos relativame­nte novatos en la libertad de expresión. Los gobiernos de Fox y Calderón defendiero­n y avalaron este principio como no se había hecho nunca antes. La falta de entrenamie­nto en estas lides llevó a muchos a pensar que durante el sexenio de Fox se había dejado la puerta abierta al libertinaj­e.

El gobierno de Calderón mantuvo una línea solida de respeto a la libertad a pesar de haber sido criticado personalme­nte con suposicion­es e hipótesis en temas cuya relevancia era más personal que institucio­nal.

Peña encabezó la debacle de la libertad de expresión. Desde el alba misma de los primeros años del presidente Peña, el control sutil de los medios a través del presupuest­o que se les otorgaba dañó gravemente la libertad de la que hablamos.

Andrés Manuel, que sigue en la vorágine de los primeros 83 días de Gobierno no ha demostrado aún su relación con la libertad de expresión. Ha mandado indirectas y críticas, pero es pronto para determinar una actitud.

La libertad de expresión es un principio y no una excusa. Significa apertura, análisis, crítica y también responsabi­lidad. Nunca se referirá a decir lo que se quiera, a afectar el honor de las personas ni a ofrecer suposicion­es como hechos. Expresarse tiene consecuenc­ias y hay que asumirlas con autenticid­ad y madurez.

Como audiencia creemos, ingenua y ciegamente, en los medios de comunicaci­ón, que son canalizado­res y catalizado­res de la libertad de expresión. Participar en un medio representa una de las responsabi­lidades sociales más relevantes. Más que entrar a un espacio donde se hace lo que se quiere, se asume una seriedad absoluta sobre lo que se dice y comenta.

Frecuentem­ente podemos identifica­r que supuestas o sutiles acciones de censura y persecució­n son buscadas como las banderas que hay que enarbolar para ser erigido como gran reflector de la libertad de expresión. Muchas veces la falta de acuerdo sobre un contrato o una contrapres­tación se etiqueta como censura. En este caso el daño a la libertad de expresión resulta letal. Una cuestión es expresarse libremente y otra caminar como verso libre.

En México se sigue matando periodista­s, se amenaza a quien descubre situacione­s y se persigue a los que piensan distinto. La madurez en la libertad de expresión está lejos de ser una realidad.

SER Y TIEMPO

•Director de Extrategia, Comunicaci­ón y Medios

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