ContraReplica

GATOS SALVAJES Y BOAS COMPLICAN PLAN DOS BOCAS

PESE A QUE se dijo que las obras de la nueva refinería iniciarían en marzo, ya trabajan sin estudio ambiental

- POR ADRIANA BARRERA, REUTERS

El plan de construir una refinería en tres años en Dos Bocas, Tabasco, tierras de manglares, gatos salvajes y boas constricto­ras, tropieza con obstáculos, lo que complica el objetivo de mejorar la situación de Pemex.

Incluso antes de que el presidente Andrés Manuel López Obrador asumiera en diciembre, se había comenzado a talar vegetación protegida en un enorme terreno de Pemex para alojar a la nueva refinería al lado del puerto de Dos Bocas, municipio de Paraíso.

ASEA dictaminó que el proyecto de la refinería sólo puede seguir adelante una vez que se haya hecho y aprobado un estudio completo del impacto ambiental y se tengan los permisos de uso de suelo para ello.

Eso puede retrasar el plan por meses o incluso años, justo cuando el gobierno trata de aumentar la producción de petróleo, modernizar seis refinerías de Pemex, además de construir la nueva en Tabasco, estado natal de López Obrador.

Gustavo Alanis, director del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), aseguró que Pemex se meterá en problemas legales si sigue actuando apresurada­mente con la refinería de Dos Bocas.

El gobierno ha dicho que planea licitar la construcci­ón de la refinería de 8 mil millones de dólares en marzo y terminarla en tres años. Pemex no respondió a pedidos de comentario­s para este artículo.

HALCONES, GATOS SALVAJES

Pemex llegó a la localidad de Paraíso a finales de los 70 en búsqueda para instalar un puerto petrolero tras el hallazgo del yacimiento Cantarell.

En esa época, el área que ahora ocupa el puerto Dos Bocas, la mayor terminal petrolera del país, y el terreno en el que se edificará la nueva refinería, eran ranchos productore­s de coco y cítricos que fueron expropiado­s.

Pero Pemex no utilizó el predio semicircul­ar ahora destinado para la refinería y los habitantes pudieron seguir cosechando frutos. Finalmente, la zona fue abandonada, la vegetación creció y empezó a regresar la fauna.

Varios tipos chorlos, garzas y una de halcón, así como un par de especies de iguanas y culebras clasificad­as como amenazadas, además del chorlo chiflador en peligro de extinción, fueron identifica­dos

en Paraíso por la Conabio, una prestigios­a comisión gubernamen­tal que estudia la biodiversi­dad.

La Conabio también ha identifica­do varias especies de aves, reptiles y anfibios bajo protección especial en Paraíso.

En el sitio donde se construirí­a la refinería se hallaron huellas del yaguarundí, un gato salvaje, informó ASEA, junto con una gran variedad de especies de aves y tortugas.

Una imagen satelital tomada el 17 de noviembre y proporcion­ada por la Conabio, muestra que fue talada una amplia franja de manglar que recorría el predio de un extremo al otro y se conectaba con otra que bordeaba el terreno y aún permanecía en pie hasta esa fecha.

La Conabio identificó, además de manglar protegido por las leyes mexicanas, zonas de cultivos de palma y elementos remanentes de selva entre la vegetación que fue removida.

Cuando López Obrador visitó en diciembre el puerto de Dos Bocas para anunciar la refinería, el terreno fangoso y la maquinaria pesada habían reemplazad­o a la espesa alfombra de árboles.

Después de que la vegetación fue removida, fueron identifica­das en el terreno cuatro especies amenazadas o protegidas, incluyendo un tipo de puercoespí­n, una boa constricto­r y una iguana rara.

“Lo que nosotros queremos es que la laguna no se dañe”, dijo Manuel de la Cruz, líder de una federación pesquera en Paraíso y quien pesca desde que tenía ocho años de edad.

Sin embargo, la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) dictaminó en enero que el contratist­a que deforestó el predio no tenía los permisos adecuados para hacerlo y le impuso una multa de 13 millones 900 mil pesos.

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