DOS GRANDES VOCES LITERARIAS ESCRIBEN SOBRE EL MÁS GRANDE
George Foreman. En 1996, el gran campeón viaja a La Habana y visita a Fidel Castro. Norman Mailer y Gay Talese escribieron, respectivamente, sobre uno y otro de estos episodios.
En 1974, en Zaire, tuvo lugar uno de los combates más extraordinarios de todos los tiempos: el de Mohamed Alí con
Dundee se acercó para vendarle las manos. El observador del vestuario de Foreman, Doc Broadus, se aproximó para estudiar la operación. Era un negro bajito y vigoroso de unos sesenta años, que había descubierto a George Foreman en el Job Corps hacía años y que lo había acompañado durante buena parte de su carrera. Broadus era bien conocido en el Inter-continental por sus sueños proféticos. Había adivinado en sueños los asaltos en que serían noqueados Frazier y Norton. En el caso de Alí había soñado que George ganaría en dos asaltos, pero esta vez no estaba seguro de la predicción. Debía haberse producido algún fallo en el sueño.
Alí se entretuvo hablando con él como si el hombre más importante de la estancia fuera Doc Broadus, encargado de informar a Foreman acerca de los más mínimos detalles de su estado.
Alí lo miró con dureza, y Broadus movió inquieto los pies. Se mostraba tímido ante Alí. Tal vez llevara demasiados años admirando su carrera para poder mirarlo ahora cara a cara con tranquilidad.
—Comuníquele a su hombre —le dijo Alí en tono confidencial— que más vale que se prepare para bailar.
Una vez más, Broadus movió nerviosamente los pies.
En aquellos momentos, Ferdie Pacheco