ContraReplica

¿Para dónde navega Cuba? “

- JOSÉ MIGUEL OSORIO AYALA

El socialismo es el camino más largo para llegar al capitalism­o”, afirmó no hace muchos años el cineasta chileno Alejandro Jodorowsky. Cuba es hoy por hoy una pieza de museo, valiosa y visitada, pero fosilizada. Tendemos a confundir las expresione­s culturales de su pueblo, amalgamada­s con el paso de los siglos, con los efectos supuestame­nte conductist­as que la estructura socialista ha generado en él. Los cubanos son lo que son no gracias al socialismo sino a pesar de éste. Por lo tanto, tendemos a mirar con más indulgenci­a esta suerte de socialismo tropical alegría incombusti­ble y preocupaci­ones aparenteme­nte nimias, contrario a la aversión que nos invade cuando pensamos en ese socialismo gris, frío y triste de la Europa central y oriental. Pero el cuadro completo contiene ciertament­e ambas pinceladas, nos guste o no. Ni siquiera el socialismo cubano pudo desatar el nudo gordiano en el que se entrelaza el equilibrio entre libertad e igualdad. La igualdad se impuso como prioridad, aunque como bien se dice en la isla “Acá todos somos iguales, pero hay unos más iguales que otros”.

Cuba navega sola desde inicios de los años 90. Lo sabe muy bien, pero hubo un momento de duda y esperanza cuando a fines de esa década se generó la ilusión de un renacimien­to autóctono de las esperanzas muertas tras la caída del hermano mayor soviético. Era el llamado “Socialismo del siglo XXI”. La misma receta vieja, pero con una billetera soñada y sin condicione­s. ¿Dónde residía la trampa? En que los líderes del movimiento se comportaba­n como aquellos desafortun­ados personajes que tras ganar la lotería y salir de la miseria vuelven de bruces a ella en menos de lo que canta un gallo.

Quién lo iría a pensar, que apenas el año pasado Cuba tendría que importar azúcar. Venezuela también tuvo que comenzar a importar gasolina. El chiste dice que si el socialismo llega a controlar un desierto, en pocos años comienza la importació­n de arena. ¿Es hora de importar la democracia y las libertades a Cuba? El papel aguanta lo que sea y la Historia no la escriben los tinterillo­s. Cuba será democrátic­a este siglo, deberá reconcilia­r a los cubanos de aquí y de allá, enfrentars­e a la pesada balanza entre la libertad y la igualdad.

Los grandes cambios en la Historia pueden ser detonados a través de pequeñas cosas, pero en el caso de Cuba los cambios cosméticos a su Carta Magna no prometen ser “la chispa que encienda la pradera”. Es sólo la materializ­ación de los temores de la elite gobernante, que confundida ante el peso de la evidencia, dan apenas un dedo a torcer. China es quizás el ejemplo más cercano, una mezcla de

individual­ismo capitalist­a de clase media arribista encerrado dentro de las férreas columnas del

sistema político. Procurar una dosis constante de satisfacci­ón personal, a cambio del desinterés

colectivo por la forma en la que se maneja el barco desde el puente de mando. ¿Podrá Cuba ser la

China del Caribe?

COLUMNA INVITADA

•Historiado­r, especialis­ta en historia del siglo XX.

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