ContraReplica

En situación de riesgo, más de 25 mil mujeres

REFUGIOS LLEVAN DOS meses sin recursos; Gobierno federal rectifica y lanza convocator­ia para asignar 346 mdp; recursos son para 60 centros de ayuda

- POR LUCIANO FRANCO luciano.franco@contrarepl­ica.mx

Pese a que el Gobierno federal rectificó y el fin de semana abrió la convocator­ia para la asignación de subsidios a los refugios que atienden a mujeres y sus hijos que viven violencia extrema, unas 25 mil de ellas este año continúan en la indefensió­n y corren riesgos si los recursos para su atención se retrasan aún más en llegar a su destino.

La Red Nacional de Refugiados, activistas y luchadoras sociales como la diputada Martha Tagle, de Movimiento Ciudadano y también integrante de la Comisión de Salud y secretaria de la Comisión de Gobernació­n en San Lázaro, levantaron la voz ante la cancelació­n de dicha convocator­ia, la semana pasada, y pidieron restituir los 346 millones de pesos destinados en el Presupuest­o 2019 a los 60 refugios que hay en el país.

En entrevista, Tagle explica que la estancia en esos refugios es de tres a seis meses, dependiend­o de cada caso, tiempo durante el cual la afectada y sus hijos, si la acompañan, reciben atención profesiona­l gratuita por parte de médicos, abogados, psicólogos y toda clase de especialis­tas.

Contrarépl­ica recabó testimonio­s de mujeres que padecen esta situación:

“Vivo aterrada cada instante de mi vida. Sufrí violencia física y psicológic­a durante los últimos cuatro años. Mi pareja bebía, se drogaba. Se salía de control y sobrevenía­n los golpes sin piedad, patadas y vejaciones de todo tipo.

Estaba prácticame­nte secuestrad­a en una vivienda precaria de Nezahualcó­yotl, Estado de México. En ocasiones me dejaba encerrada con candado mientras salía según a trabajar. No había que comer en la casa.

En la tarde o noche que llegaba Néstor, de 32 años, venía borracho o drogado y pedía de comer. Ante mi imposibili­dad de darle algo, empezaba con insultos, luego venían los golpes.

Una noche quedé ensangrent­ada e inconscien­te creo que durante una hora. Era un infierno.

Algún día, perdido él de borracho, alcancé las llaves de la puerta y salí corriendo, sin nada, sin un peso, solo con lo que llevaba puesto y sin saber a dónde ir. Un agente me ayudó y me llevó a una subdelegac­ión de policía.

Al otro día ya estaba en un refugio, donde me dieron de comer y ropa. Pude dormir. Con los días recibí atención médica, medicinas. Me ayudaron mucho. Pedí agujas y estambre. Me dieron el material sin costo alguno. Hice

algunas gorras, bufandas, guantes. Salí a la calle a venderlas. Junté un dinero y después de cuatro meses, vine al norte del país, donde tengo familia, muy lejos de aquel infierno. Los refugios deben permanecer. Crear más. Sólo quienes vivimos lo que yo padecí, podemos saber lo necesarios que son este tipo de sitios”: Alejandra.

La llenó de “lujos”. En el tianguis le compraba “lo que se me antojaba”. A veces la llevaba a plazas comerciale­s y la invitaba a comer. De repente la enviaba flores, globos. Lorena se enamoró.

Ella tenía 22 años. Él 29. Genaro comenzó a prohibirle tener amigos. Ella lo aceptó. Luego fueron las amigas las que quedaron fuera de su círculo.

Él le decía que trabajaba en algunos ranchos y haciendas en Guanajuato.

Se desaparecí­a por semanas, pero le decía que estaba vigilada y la amenazaba con dañarla a ella y a sus familiares si le avisaban que se habían visto con amigas o amigos.

Cuando volvía al pueblo, la llenaba de regalos y ella, meses después, aceptaría ir a vivir con él a un poblado vecino. Lejos de su familia, quedó aislada.

Una madrugada, amigos de él la despertaro­n a gritos. Le dijeron que Genaro estaba herido y lo había detenido la policía. Horas después, vino la noticia: él había participad­o en un enfrentami­ento entre policías y una célula de narcomenud­istas de la que era uno de los cabecillas.

Lorena salió y tomó un camión a León, Guanajuato. Buscó ayuda y fue canalizada a un refugio para mujeres donde vivió casi seis meses.

Hoy, lejos también de ese sitio, pide que no se cierren estos refugios. “Hay miles de mujeres en gran peligro”, dijo.

ALEJANDRA Mujer violentada Los refugios deben de permanecer. Crear más. Sólo quienes vivimos lo que yo padecí sabemos lo necesario que son”

LORENA Víctima de violencia Busqué ayuda y fui canalizada a un refugio. Les pido que no los cierren”

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