López Obrador y el cónclave de Geneve
Ser oposición nunca es sencillo, pero en situaciones en las que el Presidente y su partido cuentan con mayoría en las Cámaras y con un enorme apoyo social, puede resultar frustrante. Sin embargo, la construcción de alternativas es necesaria para el buen funcionamiento de la democracia. Es más, lo es hasta para el propio grupo gobernante y para el Presidente López Obrador, porque, como alguna vez dijo Jesús Reyes Heroles, “lo que resiste apoya”.
Hay pistas de que esto puede ser posible y sin mayores estridencias o conflictos.
En el Senado se demostró que hay forma de poner límites a las propuestas del Poder Ejecutivo. La conformación de la Guardia Nacional es un ejemplo, ya que se impidió la adscripción a la Secretaría de la Defensa, y se pusieron candados para evitar la militarización de las policías.
El tema no está cerrado y debe enfrentar la prueba de la realidad, pero la oposición unida, y el oficio político del coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, hicieron posible un acuerdo que se antojaba muy difícil.
Por esos días, el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, convocó a un plural grupo de políticos, empresarios e intelectuales, con la finalidad de agruparse para presentar propuestas que atajen las de la administración morenista.
El Grupo Geneve, se le podría bautizar, porque se realizó en el hotel que lleva ese nombre en la zona Rosa, puede estar llamado a jugar un papel destacado si actúan con entereza y despliegan la capacidad que tienen quienes lo integran y los que se irán sumando.
Recuerda un poco al grupo San Ángel, que en 1994 funcionó para construir un escenario que con el tiempo hizo posible la alternancia y algo nada despreciable: la normalidad de la política y su vena negociadora. Lo convocaron, en aquel año, Jorge Castañeda, Demetrio Sodi y Adolfo Aguilar Zínser.
Ahora el contexto es distinto, sobre todo porque estamos al inicio y no al final de un mandato, pero la aspiración democrática puede abonar, y mucho, ante las pulsaciones de unanimidad que recorren la vida pública.
El sólo listado de los perfiles da una idea del alcance: el propio Castañeda, Martha Tagle, Salomón Chertorivski, Xavier Nava, Ricardo Becerra, Rubén Aguilar, Agustín Basave, Fernando Belaunzarán, entre otros.
La aspiración de arranque, en nada menor, es ayudar a mantener la pluralidad política y demostrar que se puede disentir con inteligencia y con capacidad de propuesta.
El tiempo que vive el país es incierto y por ello toda iniciativa que coadyuve a mantener la discusión y a impulsarla, debe ser saludada.
Pueden ser, también, una bocanada de aire fresco, ante los aires por momentos enrarecidos de este arranque de año y de ciclo político.