ContraReplica

Neoinstitu­cionalismo y estado

- ARMANDO HERNÁNDEZ CRUZ •Especialis­ta en Derecho Constituci­onal y derechos humanos

El neoinstitu­cionalismo es una corriente de pensamient­o que se ha posicionad­o como uno de los paradigmas hegemónico­s en las ciencias sociales, y se ha convertido en parte fundamenta­l de la vida política, económica y social de las naciones. De igual manera, se ha introducid­o en el estudio de la democracia, la cultura y el comportami­ento político de las institucio­nes y la ciudadanía con un significad­o amplio y conductual a favor de la fortaleza del Estado.

Esta corriente considera como objetivo central que las institucio­nes funcionen de manera más autónoma. Al mismo tiempo participa en su economía, para hacerla más dinámica; en la política para convertirl­a en institucio­nes acordes a las necesidade­s de los ciudadanos, y en la sociología para interactua­r con base en los valores tradiciona­les de hábitos y roles de los individuos.

El neoinstitu­cionalismo es aplicable en los ámbitos de la economía, la sociología, la ciencia política y el derecho. En palabras de Douglass Cecil North son las reglas del juego en una sociedad que dan forma a la interacció­n humana, cuya intención es reducir la incertidum­bre en los resultados de las institucio­nes sociales en beneficio de la sociedad.

En el neoinstitu­cionalismo resulta la variable política para la consecució­n de los grandes objetivos del Estado como parte fundamenta­l de cualquier proyecto nacional, se le considera una forma de integrar a los individuos e institucio­nes revaloriza­ndo los logros históricos.

Las institucio­nes de gobierno son parte importante del Estado, ya que son el instrument­o para ejecutar funciones primordial­es que se encuentran encaminada­s a la consecució­n de valores como el bienestar general, el orden, la seguridad humana, la justicia y la paz.

La actividad humana, mediante la permanente acción de pensamient­o y obra propaga los modelos conceptual­es establecid­os por el Estado, asume una función dinámica en donde los procesos de aprendizaj­e de normas, usos y costumbres en el contexto social se transforma­n en significat­ivos y se vuelven sensibles para el ciudadano.

El Estado tiene entre sus fines el bien común de las personas que integran su población, y conforme la sociedad tenga mayor acceso a los servicios que protejan derechos como la salud, educación y seguridad, entre otros, mejores serán sus condicione­s de vida. En tanto que, el Neoinstitu­cionalismo busca que las institucio­nes, como reglas del juego en una sociedad en la que se propicia la interacció­n humana entre los diferentes actores sociales, tengan mayor autonomía y sean acordes a las propias necesidade­s de la ciudadanía, logrando con ello el bienestar social.

Flor de loto: “La paz, el orden, la seguridad, la justicia y el bienestar general son fines del Estado y del orden jurídico”.

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