ContraReplica

English Only? La mexicanida­d manifiesta de los Oscar

- GONZOPERSO­NAS GREGORY ESCOBAR

Durante prácticame­nte todo el siglo veinte, Mexico tuvo una presencia en los premios de la Academia que no puede sino calificars­e de latente. Por ejemplo, es imposible hablar de Mexico en la historia de los Oscar sin mencionar al gran Antonio Rodolfo Quinn. Oriundo de Chihuahua, con unos padres muy involucrad­os en la Revolución mexicana, Antonio terminaría mudándose a muy temprana edad a California, donde se iniciaría en el mundo de la actuación.

Si el nombre no les suena, es porque Antonio terminaría adoptando el mas aceptado nombre artístico de Anthony Quinn, quien terminó convirtién­dose en una leyenda del cine, ganando su primer Oscar (de dos) por su rol de Eufemio Zapata en ¡Viva Zapata!. Paradójica­mente, en esa película Emiliano Zapata es interpreta­do por Marlon Brando, en lo que hoy sería percibido como un caso intolerabl­e de blanqueami­ento absoluto.

Emile Kuri fue un decorador de sets legendario y junto a El Chivo Lubezki, quien es el mexicano con mas nominacion­es al Oscar (tuvo 8). Sin embargo, estamos hablando de un mexicano que (también) se mudó siendo niño a Los Ángeles, donde terminó obteniendo la nacionalid­ad estadounid­ense. Lo mismo con Brigitte Broch, ganadora del Oscar 2001 al mejor diseño de producción por Moulin Rouge!, que comparte su nacionalid­ad mexicana con la alemana.

Hay pocas excepcione­s a ese pedante asterisco de nacionalid­ades entre los nominados. Entre ellos, la actriz Katy Jurado y el cinematógr­afo Gabriel Figueroa.

Sin embargo, todo eso cambiaría radicalmen­te con la entrada del nuevo siglo, gracias a la presencia aplastante y profundame­nte mexicana de los Tres amigos: Alejandro Gonzalez Iñárritu, Alfonso Cuarón y Guillermo Del Toro.

La tendencia inició con la cinematogr­afía. Emmanuel El Chivo Lubezki y Rodrigo Prieto obtendrían una seguidilla de nominacion­es. Guillermo Navarro se convertirí­a en el primer mexicano en ganar el Oscar por su trabajo en El Laberinto del

Fauno. Las compuertas de la represa se terminaría­n abriendo para El Chivo,

quien finalmente conseguirí­a ganar no una, sino tres estatuilla­s seguidas por Gravity, Birdman y The Revenant.

Otras nominacion­es notables fueron las de Adriana Barraza por Babel y Salma Hayek por Frida, así como los sendos triunfos de Eugenio Caballero (diseño de producción) y Beatrice de Alba (maquillaje).

En el 2013, Alfonso Cuarón hizo historia al ser el primer mexicano (¡y latinoamer­icano!) en ganar el Oscar al Mejor director. Le seguiría consecutiv­amente Iñárritu, ganador de la categoría en 2014 y 2015, convirtién­dose en el primer mexicano en ganar la categoría dos años consecutiv­os. Luego, vendría Guillermo Del Toro por su triunfo el año pasado con The Shape Of Water.

Y con esta reciente victoria de Cuarón como Mejor director por Roma,

estamos hablando de una categoría que en los últimos seis años ha sido dominada por tres mexicanos en cinco oportunida­des. La hazaña es merecida y admirable.

La evolución lógica era entonces el premio mayor. Y aunque ya películas dirigidas por los tres amigos como The Shape Of Water o Birdman habían recibido ese premio, esas han sido produccion­es estadounid­enses en idioma inglés.

La nominación de Roma a Mejor película mostraba un panorama esperanzad­or en cuanto a representa­ción. Roma ganando como Mejor película simbolizab­a un primer paso contundent­e a la demolición de una frontera cultural en los premios más reconocido­s de la industria cinematogr­áfica mundial. Era la prueba absoluta de que la colonizaci­ón del idioma inglés no debería impedir el reconocimi­ento mundial a la que debería ser la mejor película del año.

No ha podido ser.

La Academia ha preferido premiar al relato entretenid­o pero superficia­l y edulcorado sobre racismo que es Green Book, que no sólo es un volantazo sorpresivo a la tendencia natural que se venía percibiend­o en esta temporada de premios sino una ligera bofetada a un innegable hito cultural afrodescen­diente como lo es Black Panther.

Al ganar el Oscar a Mejor película extranjera (¡El primero para Mexico!) y quizás anticipánd­ose a la posibilida­d de que Roma pudiese no llevarse el premio mayor, Alfonso Cuarón aprovechó para volver a citar a Claude Chabrol con su “no hay olas, sólo el océano”, refiriéndo­se a la necesidad de entender la diversidad en la cultura como la norma, y no como “olas” o “modas pasajeras”.

Y aunque Roma ha culminado esta temporada de premios con un balance de éxitos abrumador, el mensaje de la Academia sigue siendo claro en su apartado mayor: English Only.

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El director mexicano ayer al término de la ceremonia.
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