La fiesta de la democracia
En serio, uno se siente tentado a abandonar toda esperanza y pedirle a nuestro Presidente Eterno: “Impón de una vez una tiranía benefactora”
Lo confieso: empiezo la semana con una ligera sensación de tristeza, compañeras, compañeros. No, no por el Cruz Azul: ese barco zarpó hace días y no volverá. Lo dije y lo confirmo: el futbol y yo firmamos un divorcio irrevocable. No. Lo digo porque esa celebración de la democracia directa, ese permanente homenaje a la libertad, esa pedagogía de la representación popular que es la 4T tuvo un ligero bajón, un bache. Nuestro Líder Supremo triunfará: su afán de llevar la democracia a todos los rincones de esta tierra azotada por el neoliberalismo represor será llevado a buen puerto, porque lo impulsa, ya nos lo dijo el tribuno Muñoz Ledo, un espíritu supraterrenal, una mística de misionero. Pero hasta el Cruzado de Tepetitán tiene días difíciles.
Me refiero a la consulta por la termoeléctrica de Huexca y el Proyecto Integral. En Puebla, en Morelos, incluso en la Ciudad de México, hubo muestras de inconformidad. Primero, el video del nieto de Zapata; luego, las manifestaciones; en Temoac, los estudiantes detenidos y esas rimas lacerantes, dolorosas, que habrán herido ondamente
a nuestro Padre Benefactor: “Obrador, decías,/ que todo cambiaría./ Mentira, mentira,/ la misma porquería”; en al menos cuatro comunidades de Puebla, la población impidiendo que se instalaran las casillas; aquí y allá, el pueblo sabio y bueno volteando mesas, arrastrando urnas, quemando papeletas; incluso un medio tan confiable, tan ajeno al chayote como La Jornada dijo que la participación había sido famélica. En serio, uno se siente tentado a abandonar toda esperanza y pedirle a nuestro Presidente Eterno: “Impón de una vez una tiranía benefactora, Padrecito, a la manera de Fidel, de Nico Maduro. No te merecemos”. Y es que: ¿de veras es necesario explicar cómo nuestro Presidente ha perfeccionado los mecanismos democráticos? La primera muestra fue lo del Aeropuerto de Texcoco, por supuesto: unos pesitos gastados, unos cuantos voluntarios de Morena para verificar que hubiera cancha pareja, mecanismos eficaces de representación como permitir a la misma persona que votara tres veces o saltarse trámites como una identificación, y listo: 100 mil millones de pesos tirados despectivamente al rostro corrupto de los inversionistas fifí.
Parecía imposible llegar más lejos, ¿no? Pues nuestro Líder lo consiguió.
¿”La misma porquería”? Es tan injusto hacer una afirmación de ese tipo… La falsa democracia se hacía con un organismo autónomo como el INE y observadores fifí. Esta vez, la consulta fue organizada por el Ejército. Ahora estamos en manos del pueblo uniformado, y créanme: seguiremos por este camino. La próxima vez, no sé, pueden votar solamente los militares, y ahorrarnos otra lana y conteos inútilmente largos. O caray: que voten solo los altos mandos. Nuestro Presidente cumple. Como les he dicho anteriormente, no se vale sorprenderse: es justo por esto que votamos 30 millones de mexicanas, de mexicanos.
Así que despierta, pueblo. Acuérdate de que no podíamos estar peor que con Peña, y que los líderes de opinión 4T, Gibrán Ramírez, y Hernán Gómez, y Pepe Merino, y así, ya nos explicaron que es que te empoderaste, que por eso los fifís están ardidos: que tú mandas. Se me hace que van a tener que publicar otro artículo para que lo entiendas. Esta es la fiesta de la democracia.