ContraReplica

LA SOLEDAD DE UN GLACIAR

Una imagen que simula una pintura, por la mezcla de tonalidade­s cálidas a frías. Un efecto visual que solo un fotógrafo experto puede captar con su cámara

- LAURA GARZA Tw: @lauragarza Instagram: @lauragarza­g Web: www.lauragarza.com

Es gracioso conocer y escuchar a quienes todavía no creen en las consecuenc­ias del cambio climático. El calor más pesado, los rayos del sol más dañinos para nuestra piel, los altos índices de contaminac­ión en el aire, la época de huracanes, la intensidad de temblores y amenazas de tsunamis.

La explicació­n se extiende con la presencia de fotones amarillos o rojos, que no terminan de penetrar y robarle fuerza a los fotones azules. Es así que me hace entender la intensidad de los rayos del sol que aparecen detrás del pedazo de hielo, y que siguen reflejándo­se en el agua.

Las imágenes donde se muestra el avance del deshielo de muchos de los glaciares son más comunes, así como el desgaste natural del ecosistema a su alrededor. Se dice que el derretimie­nto en Alaska está siendo más rápido que en los últimos cuatro siglos, y todo por el incremento en las temperatur­as en el mundo entero.

Todo ha cambiado, en algunos lugares hace falta la lluvia y en otros, aparece el agua en caudales que arrasa ciudades enteras.

El fotógrafo Drew Rush, miembro de la Sociedad de National Geographic y colaborado­r habitual de las cuentas de @natgeo y @natgeotrav­el en Instagram.

Es un fotógrafo de vida silvestre, que vive en el estado de Wyoming, en Estados Unidos, rodeado de sierras y montañas, y por supuesto con una mochila lista para salir de expedición en cualquier momento.

Como buen fotógrafo de la naturaleza, es amante de la adrenalina y de los vuelos en parapente o de cualquier lugar en donde pueda obtener las mejores imágenes.

Así como la imagen que hoy les comparto, de lo que queda de un glaciar en el Glacier Bay National Park and Preserve al sureste de Alaska, en la zona protegida más grande de América del Norte.

Como si fuera una pintura, de colores cálidos, entre la majestuosi­dad de las montañas y la soledad de apenas un pedazo de hielo, que segurament­e un día fue gigante y hoy ha quedado aislado del resto de su estructura.

Como si solo quedara un pedazo de su cuerpo, en solitario.

Los glaciares se forman en los valles de las altas montañas o en las zonas polares y eventualme­nte se van deslizando, según sea su formación. Por ejemplo, los que se forman en las montañas se arrastra hacia abajo, y dependiend­o de su velocidad es la rapidez con la que se irá erosionand­o.

La complejida­d técnica de esta imagen que logró Rush, es la temperatur­a de color con la que fue tomada. Si pueden ver, el cielo se ve entintado de dorado, con los rayos del sol al atardecer, y al mismo tiempo el glaciar preserva su color del hielo azul.

Científica­mente, el color azul se debe a la misma explicació­n por la que el agua es azul, gracias a la compresión del hielo por el peso de la nieve que acumula, no deja que se formen burbujas de aire en su interior, y es por eso que la luz no rebota en él.

A diferencia de la nieve, que cuando el sol le da directo, hasta encandila a la hora de mirarla.

Entre más distancia haya de la luz al hielo, más azul se verá, y eso sí lo sabe un experto como Drew. Por eso tenemos esta belleza de imagen, que nos recuerda que el planeta se cansa y sus recursos se acaban.

Sigan a este fotógrafo estrella de National Geographic en Instagram como @drewtrush.

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