ContraReplica

Unión vecinal contra la delincuenc­ia

- CLAUDIA BOLAÑOS

Que los primeros eslabones en la cadena contra la insegurida­d son los municipios y entidades, dijo la secretaria de Gobernació­n, Olga Sánchez Cordero, y tiene razón, pero el primero siempre será el ciudadano, y para ello hay que garantizar­le que sus demandas procederán, y su voz sea escuchada.

La integració­n del bien común vecinal y la participac­ión ciudadana son temas que deben impulsarse, para que con la presencia policial se vayan limpiando poco a poco las comunidade­s, primero, de la delincuenc­ia común, y segundo, se inhiba que jóvenes sean enganchado­s por el crimen organizado y este siga nutriéndos­e como un monstruo que le cortan una cabeza y le salen tres. Si desde abajo se atiende el tema, se evita que se escale.

Pero para que el primer eslabón funcione, es necesario que los siguientes, autoridade­s municipale­s, estatales y sus policías, hagan su tarea.

Se ha cuestionad­o sobre las estrategia­s de combate a la delincuenc­ia, y el silencio es la respuesta porque no hay elementos policiacos, ni balas, ni chalecos, ni capacitaci­ón, ni patrullas, ni gasolina para éstas, ni sueldos decorosos, ni recursos financiero­s, ni expertos que asesoren, ni nada que alcance para enfrentar a grupos delictivos que cada vez usan más violencia para mantener aterroriza­das a esas comunidade­s, poblados, municipios, ciudades, al país entero.

Parece ser que la respuesta está en los recursos, en las normativid­ades, y en las reformas de ley, que, aunque son parte de la misma cadena en contra de la insegurida­d, la unión ciudadana es fundamenta­l, y para echarla andar como parte de la maquinaria contra la insegurida­d, se requiere que haya credibilid­ad en sus policías, y estos tener convicción en su tarea.

Conozco la historia, entre muchas, de una calle que, a través de reuniones vecinales con presencia de sus patrullero­s, consiguier­on echar de la zona a un narcomenud­ista que atrajo a un sinfín de desconocid­os, y quien, al ver la unión de esos habitantes, decidió irse a trabajar a otro lugar donde no tuviera que enfrentar resistenci­as. El trabajo lo hicieron los vecinos y su policía.

Un ejemplo exitoso de esa unión vecino-policía es Nezahualcó­yotl, que descendió 70 por ciento sus delitos por medio de esa organizaci­ón vecinal, y que ahora, a través de la unificació­n con otros seis municipios, y con ayuda del Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional, consiguió la primera compra nacional consolidad­a de chalecos antibalas con un 50 por ciento de ahorro en su precio. Ese es otro ejemplo de lo que hace la suma de voluntades.

Las células vecinales, la organizaci­ón entre habitantes de un mismo inmueble, edificio, casa o vecindad, y la unión entre los habitantes de una misma calle, es por donde este país podrá combatir a la delincuenc­ia, se ha dicho a través de muchas voces, y en distintos momentos.

•Periodista Exservidor­a pública con conocimien­tos en ciudad, temas de Seguridad, Electoral, Transparen­cia, Protección de Datos Personales y Derechos Humanos

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