Efecto dominó
Ante el avance del Covid-19 en Estados Unidos y el pánico que genera la realidad, los infectados que están en aislamiento y los decesos ha dejado de ser lo importante y lo preocupante (para el gobierno), es ahora la percepción social.
El desabasto de productos de primera necesidad y hasta en las pruebas de detección de la neumonía china se han vuelto una bola de nieve que recorre el suelo estadunidense y se alimenta de rumores, mentiras e invenciones ante la inoperancia de las autoridades de gobierno.
El número de infectados incluso el de muertes ocasionadas por este virus se ha vuelto contra el mismo gobierno de Donald Trump, ya que son combustible que hace crecer la alarma nacional y dejan de manifiesto la incapacidad para su contención. La psicosis social ha impacto en el terreno no sólo sanitario y político, sino hasta en el económico.
Estantes vacíos, letreros de agotado y hasta tiendas cerradas son cada día más frecuentes encontrarlos en diversas ciudades. Las farmacias no cuentan con los kits de prueba, las diferencias e intereses políticos en el gobierno han generado un desorden que ha repercutido en una inacción o lentitud en la respuesta y la suma de todo esto ha llevado a lugares no vistos los índices bursátiles y el comportamiento económico en general.
Además de la pandemia del coronavirsus, la administración de Donald
Trump enfrenta una baja sin precedente en los precios del petróleo a nivel internacional, y una lucha electoral en busca de la presidencia. El conjunto de estas tres variables prevé un escenario inimaginable de consecuencias impredecibles y de un futuro nada alentador.
La tormenta perfecta que se está gestando en Estados Unidos impactará definitivamente más allá de sus fronteras, sólo basta ver la reacción de Europa ante el anuncio de la cancelación de vuelos desde aquel continente, la despresurización de la gran mayoría de monedas y la contracción en la actividad económico-financiera.
La realidad cotidiana de los Estados Unidos se ha visto superada por la percepción social, alimentada por un incremento en el tráfico en las redes sociales donde minuto a minuto se “suben” videos, imágenes y textos de diversos sucesos y acotamientos de diversas partes del país. El manejo comunicacional de la actual administración se ha visto rebasado, las intervenciones del presidente, los gobernadores y alcaldes parecen tardías, la sociedad estadunidense escucha y desacredita muchos de estos mensajes ante la avalancha de información contraria que recibe mediante sus redes sociales.
La prudencia y reflexión deberían ser lo privativo en estos momentos; sin embargo, el vacío informativo del inquilino de la Casa Blanca fue ocupado por la percepción social de pánico y de alarma y no sabemos cuántas situaciones más.
•Doctora en Relaciones Internacionales ncalmarosa@gmail.com