ContraReplica

Más vale tarde que nunca

- ENRIQUE AMARO

Tal parece que el covid-19 ha traído más consecuenc­ias de las que alguien en algún momento pudo imaginar. En el mundo del deporte esta pandemia ya está afectando gravemente el esquema de todas las competenci­as, ya sea por celebrarse a puerta cerrada, posponerse o en últimas instancias cancelarse. El pasado fin de semana se tenía todo listo para el inicio de la temporada 71.ª de la Fórmula 1 en Melbourne; al final nos quedamos con las ganas de ver ondear la bandera a cuadros que por meses los aficionado­s estaban anhelando.

Si bien en Australia existen decenas de infectados e incluso algunos muertos. Los dirigentes de la máxima categoría querían a toda costa que se llevara acabo este Gran Premio, pero no fue hasta que algunos miembros del equipo Mclaren presentaro­n síntomas durante el previo y poco tiempo después, se confirmó el primer caso positivo de coronaviru­s en el Paddok de Albert Park. Acto siguiente la escudería anunció que se retiraba de manera inmediata por lo que los ejecutivos de Liberty Media y la FIA convocaron una reunión con los otros nueve directores de equipo, en la cual no tuvieron otra opción que cancelarla, pues varios elementos de otras escuderías estaban bajo sospecha.

Pero vayamos por partes. Después de anunciarse hace un par de semanas que el Gran Premio de China se aplazaría debido al coronaviru­s, las demás sedes empezaron a tomar medidas preventiva­s; una de ellas fue Bahréin, que dejó de vender boletos al público, optando por una carrera a puerta cerrada, sin embargo su esfuerzo no fue suficiente. El Gran Premio de Vietnam que haría su debut en la F1 correrá “vaya ironía” la misma suerte que la demás.

A medida que los días avanzan, la Fórmula 1 sigue suspendien­do grandes premios y ya van cuatro carreras pospuestas, aunque en los próximos días o semanas estos números solo podrían aumentar si la situación no mejora; alcanzado ahora las carreras europeas de mayo.

Con todo esto, los máximos dirigentes tienen delante un gran desafío al que enfrentars­e, reagrupar un nuevo calendario con el mismo número de carreras pero con mucho menos tiempo, siempre y cuando las condicione­s así lo permitan.

Sin embargo muchos de los trazados como Melbourne y el de Vietnam son semi-callejeros, por lo cual tendrían que hacer nuevamente numerosos esfuerzos para que estén en óptimas condicione­s.

Para Chase Carey (CEO de la F1) la motivación para salvar las carreras es obvia. Los promotores suelen pagar entre 25 y 30 millones de dólares para recibir un gran premio, algunos de ellos mucho más. Lo que se traduce como un gran golpe económico en el balance final de la categoría.

Aunque un poco tardío, hicieron lo más sensato ante la incertidum­bre que se vive mundialmen­te sobre la pandemia, lo deportivo y económico pasa a segundo plano cuando está en peligro la integridad de todos.

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