ContraReplica

El espionaje de nunca acabar

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Periodista­s, defensores de derechos humanos e integrante­s de organizaci­ones de la sociedad civil han sido espiados por el gobierno con el programa informátic­o Pegasus, y a tres años de que se reveló esa violación a sus derechos fundamenta­les y la vulneració­n a su privacidad persiste la duda sobre la eliminació­n de esa práctica, pues tampoco se ha demostrado que quedara desinstala­do de los equipos de la Fiscalía General de la República (FGR).

El espionaje demostrado en el anterior gobierno llevó a los representa­ntes del llamado Núcleo de la Sociedad Civil a retirarse de la Alianza para el Gobierno Abierto (AGA) que junto con el gobierno y el Instituto Nacional de Transparen­cia, Acceso a la Informació­n y Protección de Datos Personales (Inai) habían instalado cuando México respaldó la iniciativa del entonces presidente estadounid­ense Barack Obama de implementa­r un nuevo modelo de gobernanza.

Pero no se puede trabajar ni confiar en un gobierno que espía sin ninguna justificac­ión a su contrapart­e, por lo que los representa­ntes de la sociedad civil suspendier­on desde mayo de 2017 su participac­ión en la AGA. El Inai abrió una investigac­ión a la entonces Procuradur­ía (hoy FGR) y en noviembre de 2018 inició una verificaci­ón sobre el uso de Pegasus ante la evidente violación a la protección de datos personales de quienes fueron espiados.

En 2019 el Inai resolvió que la PGR había violado la Ley General de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Obligados, pues no contaba con “una bitácora de uso respecto del tratamient­o de datos personales vinculado con el software Pegasus, el cual preveía la recolecció­n de datos personales y la generación de bases y aplicacion­es para su almacenami­ento; además de no acreditar que contaba con un sistema de gestión y con un documento de seguridad; así como haber llevado a cabo el borrado seguro del sistema en comento, tras su desinstala­ción”.

Como resultado de su verificaci­ón, el Inai ordenó en febrero de 2019 a la FGR demostrar la desinstala­ción irreversib­le de Pegasus en todos sus equipos. Un mes después el AGA resucitó con el regreso de las organizaci­ones civiles. En un primer foro, la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval comprometi­ó al actual gobierno a no espiar a periodista­s, defensores de derechos humanos ni a activistas.

Sin embargo, el 16 de marzo pasado se conoció que la FGR se niega a cumplir la orden del Inai (“Resiste Fiscalía a acatar apertura”, en Reforma, 16 de marzo de 2020, pág.2), lo cual pone en riesgo otra vez la continuaci­ón de la AGA, entre otras cosas, pues aunque la Fiscalía es legalmente autónoma, en los hechos se ha visto que todavía se encuentra muy cercana al Ejecutivo.

Las investigac­iones del Inai arrojaron, además, probables violacione­s administra­tivas y penales, por lo que dio vista al Organo Interno de Control de la Fiscalía, a la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y presentó una denuncia ante el Ministerio Público de la Federación.

El 13 de marzo se supo también que Patricia Trujillo había dejado la titularida­d de la comisaria de la Guardia Nacional, dependient­e de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, mientras concluye la investigac­ión de la Auditoría Superior de la Federación por la compra presuntame­nte a sobrepreci­o de un programa informátic­o para monitorear redes sociales y localizar a los usuarios cuando ella era jefa de la División Científica de la Policía Federal (PF), ahora Guardia Nacional.

Por lo visto, el espionaje ilegal desde el gobierno es un asunto que todavía no está cerrado ni hay garantías de que ha dejado de emplearse, y ello pone en riesgo derechos fundamenta­les.

•Especialis­ta en transparen­cia y protección de datos. @torresalex

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