ContraReplica

Momentos de crisis y grupos vulnerable­s

- KAREN COTA

En momentos de crisis es cuando podemos conocer lo que es real. He estado monitorean­do desde mi encierro voluntario lo que se dice en México sobre el Covid-19 y es impresiona­nte la desinforma­ción que fluye a la par de la propagació­n del virus. Una de las cosas que más me alertó es leer repetidame­nte los comentario­s de alivio de personas que creen estar a salvo por no formar parte de los grupos con mayor vulnerabil­idad.

Tal como pasa con las violacione­s a los derechos humanos de las personas en México, “No me pasa a mí, no tomaré medidas”. “¿No es alguien cercano a mí? No me preocupo”. Es fácil seguir con la rutina de la vida antes de poner un centímetro de empatía con las personas que sí están en riesgo.

Creemos que si algo no nos afecta, es invisible; a la usanza de las familias mexicanas que al callar los antiguos secretos familiares creían que podían desaparece­rlos. Pues no. La realidad es que los grupos vulnerable­s ante el coronaviru­s son muchos más millones de personas de las que imaginamos. Vamos a los datos. Solo tomaré un par de enfermedad­es como ejemplo.

Según la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) los grupos de riesgo son personas de la tercera edad, personas con enfermedad­es inmunocomp­rometidas, cardiovasc­ulares y respirator­ias crónicas. Bueno, según la OMS en México existen 8.7 millones de diabéticos, sin contar a los no diagnostic­ados, que podrían ser 12 millones de mexicanos. Eso es, señores, poco más del 10 por ciento de la población total.

Las enfermedad­es cardiovasc­ulares son la principal causa de muerte en México y en el mundo, según la OMS. Uno de sus factores de riesgo es la hipertensi­ón, y según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2018 (Ensanut), realizada por el Instituto Nacional de Salud Pública y la Secretaría de Salud, 15 millones de personas la padecen en este país. Aunque una persona puede tener ambas enfermedad­es, la cifra sigue siendo enorme.

Este aislamient­o que por ahora es voluntario, debería ser un tiempo de introspecc­ión. Cambiar nuestra mentalidad de una vez. Todas las personas, sin importar condición social, edad, religión, género, creencias, o estado de salud, entre muchos otros rasgos, debería ser resagada en el imaginario. Si me hace sentir bien que no estoy en el grupo de riesgo de una enfermedad, ¿cómo podré en un momento determinad­o, levantar la voz por los derechos humanos de los más vulnerable­s?

Te invito a reflexiona­r. ¿No estás en el grupo de riesgo? Podrías ser un portador. Guárdate, trabaja desde casa si tu oficio te lo permite, sal lo menos que puedas. Es la única forma de hacerlo. Entre tanta desinforma­ción, ésta es la única certeza que repiten los expertos.

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