Acoso laboral
Por diversas razones, dos personas muy cercanas a mi están inmersos en el mundo del trabajo. Entre andamios, montacargas, material de construcción y jornadas extenuantes, se han dado tiempo para observar y contarme algunos de los aspectos que definen el día a día en la obra y en la fabrica. Uno de los más destacados: el acoso laboral. Omito nombres y empresas, porque hay procesos en curso y porque es un problema general.
El acoso laboral son las acciones continuas de violencia psicológica injustificada como insultos, humillaciones, menosprecios, aislamiento y difusión de rumores, entre otros y en ocasiones incluso física o sexual, que superiores, compañeros de trabajo o la propia empresa ejercen sobre la víctima. Todas estas conductas se realizan de forma consciente, abusiva y premeditada con el objetivo de que la víctima sienta miedo al ir a trabajar y que acabe por abandonar su puesto de trabajo.
La autoridad tiene los ojos más atentos a los abusos y acoso de los jefes y contratistas hacia los trabajadores, lo cual es correcto. Pero debe considerar que una de las modalidades de acoso laboral más común se presenta entre compañeros de trabajo o personas de igual nivel jerárquico e ingresos.
Me cuentan como, por ejemplo, en la ampliación de un centro comercial al sur de la CDMX, las principales acciones de acoso laboral se dan entre elementos de seguridad femenino contra las propias mujeres que trabajan en la remodelación de dicha plaza. Trato hostil y clasista. Abuso de poder. Seguimiento durante la jornada laboral y reportes continuos e injustificados para que algunas mujeres trabajadoras sean sancionadas y despedidas. Prohibición de ingresar a establecimientos, instalaciones y servicios para clientes de la plaza a pesar de que no se porte el equipo o uniforme de trabajo y no se encuentren en horario laboral.
¿Por qué escribir de situaciones que podrían catalogarse como “normales” o insignificantes? Porque nadie las menciona, porque se reproducen por miles en todo el país y nadie hace nada al respecto; porque la mayoría de las afectadas tratan de conservar su trabajo a como de lugar, por lo tanto, nunca denunciarán estos acosos.
Uno de los principales logros del Gobierno de AMLO ha sido el aumento de los salarios de los trabajadores y la regularización de la subcontratación laboral. Esto ha permitido recuperar poder adquisitivo sin generar inflación y aumentar el número de trabajadores inscritos en el IMSS, lo cual es positivo. La Secretaría del Trabajo, la Cámara de Diputados y el Senado de la República no deben perder de vista estas formas de acoso laboral y generar políticas y leyes para erradicarlas.
No hay peor proletario que aquel que defiende los intereses del capitalista que lo explota como si fueran propios. Eso pienso yo, ¿usted que opina?