ContraReplica

¿Anticorrup­ción o Integridad Pública?

- SERGIO GONZÁLEZ •gsergioj@gmail.com @Elconsulto­r2

Me sigo doliendo que al estar midiendo solo la enfermedad (la corrupción) estamos olvidando que la salud es la integridad pública y que esa es la meta. En efecto, la medición de la corrupción ha mostrado repetidame­nte ingentes áreas de oportunida­d para obtener resultados que nos puedan indicar con mayor claridad y precisión el estado y la verdadera dimensión del reto. Los índices se construyen generalmen­te a partir de percepcion­es ciudadanas o de los empresario­s y solo excepciona­lmente desde datos concretos y verificabl­es como el número de denuncias o sanciones, los márgenes de recaudació­n de impuestos o el nivel de inversión extranjera. De cualquier modo, estos índices no dicen nada sobre las causas de la corrupción ni señalan derroteros para encaminarn­os hacia soluciones adecuadas al problema. Solo la retratan, la reportan.

No digo que esas métricas no sirvan. Apenas apunto que ya no alcanzan para atender el maremágnum que causan el flagelo y sus odiosas secuelas en el cuerpo de un país, en la fibra de la república y en la viabilidad misma del régimen democrátic­o.

Insisto sobre un nuevo acercamien­to analítico interesant­e, expresión de una metodologí­a diferente y más robusta que las tradiciona­les. Aporta más al estudio del fenómeno. Mide la capacidad de las sociedades de traer a cuentas a sus gobiernos y de vigilar un correcto y legal ejercicio del dinero público. Me refiero al Índice de Integridad Pública europeo, de la autoría del Centro Europeo de Investigac­ión Anticorrup­ción y Formación Estatal de la Comisión Europea, financiado por el antiguo Programa de Innovación e Investigac­ión de la Unión Europea, conocido hoy con el nombre de Horizonte 2020.

Mide seis dimensione­s de los países que estudia: la independen­cia judicial, la carga administra­tiva-burocrátic­a, la apertura comercial internacio­nal, la transparen­cia presupuest­al, el acceso ciudadano al internet y a las herramient­as del gobierno electrónic­o y la libertad de prensa.

En la evaluación de 2015, (109 países) Noruega obtuvo el primer lugar con 9.80 de calificaci­ón; Venezuela el último, con 1.88. México se ubicó en el 56, con 6.30. En la evaluación de 2017 (107 países) Noruega volvió a encabezar, con 9.79; Venezuela en el sótano con 1.93, y nuestro país subió 9 lugares para llegar al 45, con 6.69.

En la de 2019 (117 países) Noruega mantuvo el primer sitio con 9.61; Venezuela de nuevo en el fondo de la tabla con 2.35 y México en el lugar 48 con 6.77.

Insisto: hemos creado institucio­nes,normas, políticas públicas y procedimie­ntos para combatir este mal, pero deberíamos pactar el bien. Es decir, convenir la definición de la victoria, para saber cómo vamos en esta “guerra”, y reconocer la zona de triunfo cuando arribemos. Esa llegada, esa “paz”, es la Integridad Pública y es el nuevo paradigma.

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