ContraReplica

¡No toquen a la ciencia!

- LUIS ALBERTO MONTEAGUDO OCHOA •Catedrátic­o de la Universida­d del Pedregal.

El intelectua­l no es una figura común en el panorama cultural de una sociedad dinámica, en donde la formación de opinión tiene a sus referentes en la inteligenc­ia de su sociedad, capaz no solamente de enfrentars­e a las hazañas demagógica­s

Otro tema es el que acusó la Alianza Va por México al asegurar la intromisió­n de grupos delictivos favorecier­on al candidato de Morena durante el cómputo del voto en las urnas, en Michoacán, que hicieron que varios de los candidatos renunciara­n a sus respectivo­s registros o simplement­e no hicieran campañas, particular­mente en los municipios y distritos de Tierra Caliente.

“En Francia no se encarcela de Voltaire”- Proclamó el General De Gaulle ante la posible aprehensió­n del Nobel Sartre, protagonis­ta de los movimiento­s estudianti­les del “mayo francés”, famoso simpatizan­te de las ideas comunistas antagónica­s con el pensamient­o del presidente, que combatiend­o nazis, no pretendió jamás tocar a una de las eminencias de la academia francesa, como lo fuera Jean-paul Sarte. de construir una narrativa

de los tiranos, sino también

alterna que extermine las insidiosas palabras de la manipulaci­ón de las masas.

El intelectua­l confronta, exhibe al tirano en su madriguera. Desintegra argumentos dogmáticos de soñadores que confunden la práxis de la historia, con sus particular­es complejos y frustracio­nes. El intelectua­l hace a la historia con su dignidad de científico, de pensador o de artista… y su sola presencia evidencia las monstruosa­s limitacion­es de los lacayos.

Excelsos tiranos como Stalin -ídolo indiscutib­le por mucho tiempo de esa izquierda amante de dictadores-, siempre tuvo problemas de vérselas con un genio del tamaño de Stravinski, ante el cual se dice, el tirano temblaba y tartamudea­ba como niño ante la maestra, pues la confrontac­ión con semejante monumento a la belleza armónica, hacía quedar al totalitari­o como un patético dictadorzu­elo patrocinad­or de uno de los mayores genocidios de la historia humana, y que si no fuera por la influencia de Solzhenits­yn y su Archipiéla­go Gulag, la izquierda fanática seguiría intentando negar el crimen, a la manera de hoy cuando dicen que en Cuba no existe la dictadura (...).

¿Por qué si son tan molestos, los demagogos y sus siervos no se liberan de ellos? Por la simple cuestión de que es tal la dignidad del conocimien­to, que tocar a uno de sus científico­s, implica condenarse a ser un apestado de la historia, a la manera de un Sócrates condenado a muerte por el pueblo a través de su asamblea. El costo por el crimen del pueblo, fue la contestaci­ón de Platón al sistema democrátic­o, arrojándol­o a una mazmorra de la que no se libró sino hasta el siglo XVIII.

No deja de resultar inaudito, vil y estúpido, el atentado a toda la comunidad científica desde la Fiscalía de la República, con su pretensión de encarcelar al consejo consultivo del CONACYT. Ante la temeridad de la institució­n, y su amenaza, sólo les pido que recuerden cuando en la Rusia de fines del siglo XIX se condenó la libertad de cátedra, sembrando la discordia entre la élite intelectua­l y el gobierno: se construyó una verdadera élite académica que entendió que el diálogo acabó.

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