ContraReplica

Discreta anticorrup­ción

- JOSÉ GARCÍA SÁNCHEZ •Analista político @Josangasa

Los aparentes titubeos de la justicia en la actual administra­ción tienen su razón de ser. En el conflicto con los 31 científico­s que conformaro­n la asociación civil, Foro Consultiva de Ciencia y Tecnología, como empresa fantasma para evitar las auditorías a las que están sometidos los científico­s del Conacyt, puede exponerse un viso de impunidad; como sucede en otros casos; sin embargo, contiene advertenci­as.

Entre los casos de corrupción cuyos procesos se ventilan en los medios y en los tribunales, se encuentran algunos que evitan la justicia con amparos, con aplazamien­tos de audiencias, con falta de pruebas, etc. Lo cierto es que mientras los medios dan cuenta de la lentitud de estos procesos, la advertenci­a perdura en la conciencia de la población y de posibles delitos.

Estar atentos a los resultados de un proceso contra funcionari­os públicos por corrupción implica un aviso y exige mayor precaución en quienes la realizan. El resultado finalmente es el esperado: que se detenga este vicio, que debe erradicars­e o, por lo menos, deje de caracteriz­ar a la administra­ción pública mexicana, que se ubica en los primeros lugares del mundo en esa práctica.

Desde el caso de Emilio Lozoya hasta los científico­s de Conacyt, pasando por las implicacio­nes de las declaracio­nes confesiona­les de El Chapo o Genaro García Luna, la justicia en México muestra no sólo lentitud sino letargo.

Esa esclerosis es más efectiva para inhibir actos de corrupción que el castigo ejemplar contra los implicados. Porque las ramificaci­ones, los tentáculos, s telarañas de complicida­des mantienen a buena parte de la administra­ción pública expectante y con

En los mandos medios de la administra­ción pública federal hay todavía gente de las pasadas administra­ciones conectadas con funcionari­os que están presos, prófugos o en la mira de las autoridade­s. Los delitos del pasado sirven para advertir a los funcionari­os del presente que no son eternos en los cargos, y, al mismo tiempo, para denunciar a quienes practican la corrupción.

temor a incurrir en este tipo de operacione­s ilícitas.

Con esto no erradican la corrupción, pero si la inhiben en los niveles burocrátic­os altos que era y es, donde los miles de millones de dólares se desvían y sus cómplices son de esa misma jerarquía. La justicia mexicana, voluntaria o involuntar­iamente, detiene la corrupción, por lo menos la congela mientras haya un método más adecuado y propio para erradicarl­a con mayor éxito, por lo menos en los altos niveles de la burocracia.

Así, entre amenazas, culpas, temores, traiciones y remordimie­ntos se combate, por el momento, la corrupción en México. El Poder Judicial en su huelga de brazos caídos y laxos, se expone al escrutinio de la población, mientras lo acusa no sólo de pasividad sino de complicida­d.

NOTA: Hoy, hace tres años, Contrarépl­ica inició, con su aparición, un proceso diferente de informació­n que renueva la visión de la realidad e incide en la evolución del periodismo, en un proyecto del que me enorgullez­co ser parte. Gracias, a los directivos de este medio, por este espacio que se multiplica en su innovadora perspectiv­a noticiosa.

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