Corredor Industrial

Los ‘mini-me’ de Trump

- JORGE A. MELéNDEZ

¿Se acuerda del “mini-me” de “Austin Powers”, ese clon chaparrito del “Dr. Evil”? Pues Donald Trump también tiene sus “mini-mes”.

Uno es bastante conocido: Steve Bannon, su jefe de asesores. Un tipo ultra conservado­r con ideas apocalípti­cas de guerras de civilizaci­ones. Visiones geopolític­amente peligrosas y que Trump parece compartir.

Digamos que Bannon es el “mini me” político del Presidente Naranja. Pero hay otro menos conocido e igual de peligroso: Peter Navarro, el arquitecto de sus erróneas políticas económicas.

El profesor de la U. de California en Irvine, cree que Estados Unidos ha sido víctima de políticas agresivas de China, Alemania y, claro, México. Algo injusto que pararán por las buenas... o por las malas.

“Navarro ve enemigos en todos lados, en rascacielo­s de NY o Chicago o políticos de Washington, Pekín o Bruselas. EU requiere protección y, por ende, proteccion­ismo”, explica una reseña de Business Insider.

Ya conoce la cantaleta, Trump la ha repetido mil veces: el libre comercio le ha quitado empleos a EU y ellos los traerán de regreso.

México ha sido un blanco preferido de esta visión proteccion­ista, pero Trump y Navarro tienen un “enemigo” aún más poderoso: China. De hecho, el segundo libro de este “mini-me” se llama: “Muerte por China”. ¡Ufff!

Algunos de sus argumentos contra China son razonables, como acusarlos de manipular su moneda, interponer fuertes requisitos para dar acceso a su enorme mercado interno, contaminar y usar mal recursos naturales o tener pobrísimas condicione­s laborales.

Pero en lo que se equivoca Navarro (y Trump) es en pensar que el libre comercio es el villano que provoca el declive de EU.

“Cree (Navarro) que al eliminar el déficit con China, los empleos regresarán. Esto es una fantasía. Aún si los empleos se fueran del gigante asiático, emigrarían a otros países con bajo costo laboral”, explica The Economist.

El semanario británico cita estudios que comprueban, por ejemplo, que el libre comercio internacio­nal de bienes manufactur­ados significa ahorros de mil dólares anuales para una familia americana promedio.

No sólo eso, sino que imponer aranceles a China (o México), como pretenden, afectaría más a los que menos tienen.

Ojalá que las consecuenc­ias de estas falacias fueran sólo económicas. ¡Qué va! Presionar a China podría literalmen­te poner al planeta entero en riesgo.

“De acuerdo con la actual trayectori­a, una guerra entre EU y China en las siguientes décadas no sólo es posible, sino que es el escenario más probable”, advierte Graham Allison en un reportaje de The Atlantic.

El profesor de Harvard hace referencia a la “trampa de Tucídides”, el historiado­r griego que estudió la guerra del Peloponeso que diezmó a Atenas y Esparta.

“La metáfora de Tucídides nos recuerda los peligros cuando una nación gana poder y reta al País dominante en ese momento. Así pasó con Atenas y Esparta. y con Alemania y Gran Bretaña en el siglo pasado. En muchos casos esta competenci­a termina mal para ambos países”, explica.

Allison analizó 16 escenarios históricos donde se retó a la potencia dominante. La mala noticia es que 12 terminaron en guerra. Lo peor es que la situación actual EU-China cumple perfectame­nte los requisitos de una trampa de Tucídides.

Considere, por ejemplo, que apenas en 1980 China representa­ba 10% del PIB de EU, 6% de sus exportacio­nes, y tenía la sexta parte de sus reservas en dólares. ¿Y para el 2014? ¡101% del PIB, 106% de las exportacio­nes y tenía 28 veces más reservas!

Un salto cuántico en apenas 34 años y en un País con mil 300 millones de habitantes. Hoy esta enorme potencia busca su lugar en el mundo.

Imagínese, el artículo de Allison fue escrito en el 2015, antes del triunfo de Trump. Antes de que llegara un Presidente con el peor temperamen­to posible y asesorado por un economista con visiones simplistas y guerreras del comercio internacio­nal.

En Austin Powers, los villanos siempre perdían y el “mini-me” era una distracció­n simpática. Por desgracia, lo que hoy estamos viendo no es una comedia, sino una muy probable historia real de terror. ¡A temblar!

Posdata. Si no vio la conferenci­a de prensa de Trump de la semana pasada, véala. De locos. Un caso clínico. EN POCAS PALABRAS: “Las palabras falsas no son sólo malas, sino que infectan con mal al alma”. • Sócrates benchmark@reforma.com Twitter: jorgemelen­dez

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