Corredor Industrial

Seis días, una oportunida­d

- Diego Rojas Martínez Envíenos su cuento a: latrincade­lcuento@gmail.com

Día l Mi nombre es John Juárez. Soy cientÍfico, tengo barba, siempre uso una bata y me encanta trabajar. Tengo una hija llamada Molly, es pelirroja y tiene 7 años. También tengo una esposa llamada Penny. Llegué del trabajo muy feliz porque había logrado algo por lo que había trabajado por 13 años: crear la cura del cáncer.

Horas después, fui con toda mi familia a comer tacos para festejar mi logro, pero de repente empezaron a correr todas las personas de los tacos y no sabía por qué. Así que fui a la cocina a ver qué estaba pasando, y vi al taquero con convulsion­es. De la nada las dejó de tener, se paró con una cara rara y me empezó a perseguir. Luego, de la nada se detuvo y se murió. Así que empecé a correr, agarré a Molly y le dije a Penny que corriera al carro. Al llegar, rápido lo arranqué y me fui a mi casa.

Día 2

Me desperté un poco agitado por lo que había pasado ayer, pero pronto lo olvidé. Salí de mi cuarto con mi bata, como siempre, y mi paracetamo­l. Me encontré a mi hija ya lista para ir a la escuela. Entonces nos fuimos afuera, agarré el periódico y vi que mi cura había fallado: había creado un virus. Ya llegando a la escuela me paré y le dije a Molly:

-No le digas a nadie lo que pasó anoche.

Y Molly me responde -OK, papito.

Ya en el trabajo, mi jefe que ya era muy viejo, me dijo:

-¡Estamos arruinados, John! ¡La droga es peligrosa!

Seguí caminando (lo ignoré) y me encontré a mis compañeros pero me ignoraron así que seguí caminando.

Intenté trabajar pero el laboratori­o estaba cerrado así que me subí al techo y me encontré a mi compañero Emilio que me dijo:

-Oh Dios, John ¿qué hemos hecho? Hice la prueba una y mil veces, es peor de lo que pensábamos, lo cambiará todo...

Así que brincó desde el techo. Se suicidó, y me tuve que ir a mi casa. Cuando llegué prendí la televisión y vi a mi Jefe junto con Obama dando un discurso que decía: Un virus ha sido creado por un científico llamadoJoh­n, el virus se llama “killjhonit­is” y sus efectos son mortales. Te puede matar, así es que hay que permanecer en calma y no tener pánico.

En ese momento me dije: “Tengo que crear la cura”

Día 3

Me desperté asustado pensando en lo que había hecho así que me paré y salí de mi cuarto. Me encontré a Molly, y me pregunta:

-Papito, ¿en serio tengo que faltar a la escuela hoy?

Le respondo - Si, Molly, es peligroso que vayas.

Salí de mi casa para ir al trabajo y encontrar la cura, pero cuando llegué estaba cerrado el mugre Laboratori­o, así que me subí al techo para desahogarm­e pero me encontré a mi Jefe y me dijo :

-Tranquis John, no voy a suicidarme como Emilio, bueno aunque qué más da. Anda vete a tu casa a pasar tiempo con tu familia.

Ya bajando al primer piso me encontré a Rodrigo, y me dijo que tenía las llaves del laboratori­o. Pero era muy difícil escoger entre vivir mis últimos días con mi familia o intentar crear la cura del virus. Así que, como me encanta trabajar, me quedé 3 horas intentando crear la cura pero no lo logré, así que me fui a mi casa.

Día 4

Me desperté sudando, me paré y fui al baño a secarme el sudor. Iba a salir a recoger el periódico pero antes fui a ver a Molly y Penny. Estaban dormidas, pero me asusté y las desperté para ver si estaban dormidas o muertas, pero estaban dormidas y se enojaron y me mandaron a volar, así que ya fui a recoger el periódico. Lo leí y vi que para mañana el 50% de la población estaría muerta gracias al virus que yo creé. Bueno, dejé el periódico y vi a mi Jefe y a todos mis compañeros enfrente de la puerta de mi casa. Me dijeron:

-John, entendemos que quieres estar con tu familia pero te necesitamo­s en el laboratori­o.

Me puse a pensar porque era mi familia o la cura, y escogí la cura porqué mi familia me mandó a volar. Llegando en el laboratori­o me encontré a Patricia y me dijo:

-Oye, sé que estás casado pero me gustas ¿quieres ir al bar conmigo?

Le dije que no, porque tengo que crear la cura, pero una vez más, por milésima vez, fallé. No logré crearla. Me enojé tanto que me fui a mi casa. Cuando llegué noté que había algo raro. Estaba muy oscuro y muy callado, así que entré y vi el baño. Había un chorro de algo rojo, así que entré y vi una nota qué decía: Adiós atte: Penny Me sentí tan triste y solo que me fui a dormir llorando y con la duda de porqué se despidió y qué era ese chorro rojo

Día 5

Me desperté muy triste y solo por lo de Penny, pero tenía que fingir no estarlo porque Molly estaba conmigo y no paraba de preguntar:

-Papito, ¿dónde está mamita? Y yo siempre le respondía: -Se fue de vacaciones a Cancún, luego va a ir a Puerto Vallarta y como último destino, Nueva York.

Pero aun así no dejaba de sentirme solo y triste. Como Penny no estaba, tenía que escoger entre llevar a Molly al parque, o al trabajo conmigo. La tuve que llevar al trabajo porque nunca me daría por vencido. Así que fuimos al laboratori­o. No conseguí nada, ni pude encontrar los cacahuates que dejé en mi escritorio

Día 6 y último

Me desperté ya sin sentido para vivir, pero lo hice para ver si lograba crear la cura en mi último día de vida. Así que agarré a Molly, la subí al carro y, aunque seguía insistiend­o con ir al parque, le dije que no.

Al llegar al edificio había un tipo con convulsion­es, así que tuvimos que correr al laboratori­o, cerrar las puertas e intentar crear la cura, porque si fallaba era igual a morir. Si lo lograba podría sobrevivir. Mezcle químicos y se los inyecté a Molly. No funcionó, Molly se murió.

Desperté desorienta­do y asustado, miré a mi derecha y ahí estaba Penny, y a su lado Molly. No sabía lo que estaba pasando así que miré a mí alrededor, vi una bata colgada que decía: DR JUAREZ. Y recordé que yo era un dentista y que todo había sido un sueño.

Diego Rojas Martínez es alumno de sexto grado en el Colegio Alexander Bain de Irapuato y ganador en su categoría del concurso de cuento 2017 de esta institució­n.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico