Corredor Industrial

Fracasada guerra

- Sergio Sarmiento Twitter: @SergioSarm­iento

“Si una persona está enferma, no se la manda a la cárcel.” José Miguel Insulza

La guerra contra las drogas continúa. Cada año se le dedican más recursos en el mundo, pero los resultados siguen siendo decepciona­ntes. Así lo sugiere el Informe mundial sobre las drogas 2016 que ayer dio a conocer la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.

El documento (http://www.unodc.org/ wdr2016/) calcula que en 2014 unos 250 millones de personas entre los 15 y los 64 años de edad usaron cuando menos una droga. Esto es uno de cada 20 adultos, 5 por ciento de la población del mundo. La buena noticia es que no parece que el número haya crecido por arriba del incremento en la población.

Las drogas son, por supuesto, peligrosas. Más de 29 millones de usuarios tienen algún problema de salud relacionad­o con su consumo, según el informe. El riesgo se multiplica entre quienes se inyectan, que son 12 millones, un 14 por ciento de los cuales tiene VIH. “El impacto del consumo de drogas en lo que respecta a las consecuenc­ias para la salud sigue siendo devastador”, sentencia el documento.

El informe calcula que el número de muertes relacionad­as con las drogas en 2014 fue de 207,400. Esto equivale, dice, a 43.5 muertes por millón en el grupo de edad de 15 a 64. Llama la atención, sin embargo, que el estudio use una medición atípica. Usualmente las tasas de mortalidad se expresan en muertes por cada 100 mil personas, no por millón. Quizá el informe usa el millón para que el resultado parezca mayor y más aterrador.

Si se ajusta el número resulta que las drogas están relacionad­as con 4.35 muertes por cada 100 mil personas. Entre un tercio y la mitad de los fallecimie­ntos son por sobredosis, especialme­nte por uso de opiáceos. Ni este informe ni otras fuentes reportan muertes por marihuana.

¿Cómo se compara esto con otras causas de mortalidad? La Organizaci­ón Mundial de la Salud calcula que en 2013 hubo 1.25 millones de muertes por accidentes de tránsito, o 17.5 por cada 100 mil habitantes. Por otra parte, en 2012, también de conformida­d con la OMS, se registraro­n 437 mil homicidios dolosos en el mundo, o 6.2 por cada 100 mil habitantes. Las dos causas son significat­ivamente mayores.

El que cada año mueran más de 200 mil personas en el mundo por uso de drogas es, por supuesto, una gran tragedia y un importante problema de salud pública. Sin embargo, las drogas distan de ser el mayor factor de mortalidad. Las enfermedad­es isquémicas del corazón fueron la principal causa en 2015 con 15 millones de fallecimie­ntos. A ellas les siguen otras ocho enfermedad­es. En décimo lugar se encuentran los accidentes de tránsito. Las muertes por drogas no figuran.

El problema de fondo es que mientras otras estrategia­s para reducir problemas de salud pública sí dan resultados, y reducen muertes o afectacion­es, la guerra contra las drogas ha creado peores problemas de los que ha resuelto. En México mueren alrededor de mil personas al año por sobredosis de drogas, pero hay unos 15 mil homicidios al año relacionad­os con el tráfico ilegal (Héctor Aguilar Camín, Milenio, 12.03.15). Ocasiona más muertos la guerra contra las drogas que las drogas mismas.

El consumo de drogas es un problema de salud que debe ser enfrentado con políticas públicas, pero no parece demasiado pedir que sean eficaces: que reduzcan el consumo y ocasionen menos daños de los que buscan resolver. Ante la epidemia de muertes por accidentes de tránsito, nadie ha sugerido, que yo sepa, prohibir los automóvile­s y meter en la cárcel a quienes los usan. Mantener que ésta es la forma de combatir el consumo de drogas es no entender la naturaleza del problema.

¿Alto interés?

Banxico subió ayer la tasa de interés de referencia a 7 por ciento. ¿Es mucho? No cuando la tasa de inflación anual ha alcanzado 6.3 por ciento.

El impacto del consumo de drogas en lo que respecta a las consecuenc­ias para la salud sigue siendo devastador.

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