Corredor Industrial

Beto Broncas

- Prof. Jorge Gordillo

Saludos pacíficos! Siempre habrá más de un Beto Broncas a los que les gustan los pleitos. No pueden vivir sin ellos. Afortunada­mente también les llega a muchos de ellos el arrepentim­iento y tratan de reparar todo el daño que hubieran cometido. Leamos: “Mi nombre es Beto, Beto Broncas, pero en la escuela las señoras de la limpieza me dicen Beto el conquistad­or, pues me encanta armar la guerra. Me gusta todo tipo de pleitos. Los cates, las guerritas, la bola, las batallas campales, los trancazos y los coscorrone­s. Me gusta cuando las cosas se ponen difíciles. Me encanta armar la bronca. El problema es mi mamá: la cansan los pleitos y la maestra tampoco los soporta. Y las mamás de mis compañeros… ni hablar. Está prohibido pelearse, pues seguro te castigan. O peor aún, te llevan a la dirección. A pesar de eso, una buena pelea siempre cae bien. Claro, hay reglas que respetar. No se vale ahorcarse o dar patadas donde ya saben, porque duele terribleme­nte. Nunca debes pegar en la cara, sobre todo en la de César, pues usa lentes. Nada de jalar los cabellos. Y morder hasta dejar marca es salvaje. Bernardo mordió a Agustín y se delató: Reconocimo­s las marcas de su mandíbula chimuela en la pantorrill­a de Agustín. Lo que, según yo, sí se vale es pelear a mano limpia. Y todavía mejor: revolcarse sobre la tierra en otoño, en medio de las pilas de hojas muertas. Evita mancharte con la caca de paloma, por favor, y ten cuidado de no rasgar mucho la ropa del contrincan­te. No sabes cómo se enfureció la mamá de Hugo cuando le arrancamos la capucha a su tesoro: sólo queríamos detenerlo para una partida de empujones, un juego divertido en el patio, pero súper prohibido cuando estamos en clase. Empujar en la escalera te garantiza un castigo, te lo aseguro. Un día, nuestra maestra se torció el tobillo al bajar las escaleras. Claro que nadie la empujó… Una batalla que permiten un poco en la escuela es el torneo de caballazos. Dos compañeros montados sobre la espalda de otros dos tratan de tumbar al caballero enemigo; si es junto con su montura, mejor. A mí ya no me gusta ese juego: porque con Martín siempre me toca hacerla de caballo. No se cansa de golpearme las costillas con sus botas enormes para que “me enfurezca como un valiente corcel”, dice. Las dormilonas, un pequeño rodillazo a la altura de la pierna, no son una buena idea, dan un dolor espantoso. Yo prefiero los manotazos, un golpe seco con las puntas de los dedos, en el muslo o en los brazos del adversario cuando menos se lo espera. Inmediatam­ente después, debes huir. Las barridas son para morirse de risa, todo el mundo al suelo. Son muy divertidas, pero a veces acaban mal. Algo que deberían enseñar en la escuela es aprender a caer. Sería muy útil. Yo, seguido practico caídas solo. A la maestra eso la saca de quicio. La última vez, cuando íbamos al salón de computació­n, me jaló de las orejas. No tenía derecho, ¿sabes? de cualquier manera, la maestra nos considera unos insoportab­les. Se jubilará el año próximo. Varias veces ha dicho que a ver si antes no terminamos por matarla de un coraje. El otro día nos dio un susto terrible. Acabábamos de copiar un poema, cuando la vimos recostada, con la cabeza sobre el escritorio. No supimos qué hacer. Pedro Antonio nuestro jefe de grupo, se fue corriendo a la dirección. Le dijo a la directora sin más que la maestra estaba muerta y que no habíamos sido nosotros. Ella ni siquiera escuchó el final, salió como flecha para “consultarl­o ella misma”. – No hay problema, -dijo aliviadaes­tá dormida. Algo muy cierto, pues roncaba fuertísimo. Preferiría­mos eso… estuvimos tranquilos durante dos días. Después, todo se echó a perder de nuevo. No faltó que me citaran a la oficina de la directora, junto con mi mamá. Eso fue justo después de que mi compañero Arturo regresara a su casa con un chichón en la frente, tan grande como un huevo.” Llega un momento en que Beto Broncas se cansa de tantas broncas. Se transforma en un joven modelo. Nos leeremos en la próxima. El pilón filosófico: “Aléjate de aquellos que tratan de menospreci­ar tus ambiciones”. FICHA TÉCNICA TÍTULO: Beto Broncas.

AUTOR: Beatrice Fontanel.

EDITORIAL: SM.

PRECIO: $128.00

CAPTURISTA: S. Guadalupe Balderas B.

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