Cascadas encantadas
existen paraísos en México que son desconocidos (o casi): éste se llama Chorros del Varal y, además de ser imponente, está encantado; eso dicen los lugareños.
Las siete cascadas de Chorros del Varal caen a unos 70 metros de altura y se extienden a sus anchas unos 100 metros, sobre todo en verano, cuando llega la temporada de lluvias.
Las caídas de agua se esconden en el municipio de Los Reyes, en el estado de Michoacán, a unas tres horas por carretera, desde Morelia, y a dos horas desde Uruapan.
Impresionan no solo por su tamaño y por estar rodeadas de vegetación: también porque su torrente, que proviene de un río subterráneo, brota en medio de una montaña.
Pero aquí ocurre algo más: cuentan que en este lugar habita el fantasma de una princesa indígena que se aparece a uno que otro turista durante la Semana Santa.
La princesa se acerca al visitante y le pide ayuda para cargar un recipiente (canasta, olla o cántaro, según quien te lo platique) lleno de piedras. La persona que se acomide, deberá subir una escalera de casi 800 peldaños y, además, con una advertencia: no podrá echar la vista atrás. Si hace bien el favor, aquellas pesadas piedras se convertirán en oro puro. Ambas partes ganan: el turista se hará rico y el alma de la princesa quedará, al fin, liberada.
De esta leyenda, lo único que nos consta que es real son los cientos y cientos de escalones que hay que bajar para llegar a los pies de las cascadas, donde está permitido nadar, pero solo en algunas zonas porque te podría arrastrar la corriente de algún río subterráneo.
Chorros del Varal, con una superficie de 72.2 hectáreas, se convirtió en Área Natural Protegida en 2007 por su rica biodiversidad que da refugio a tigrillos, zorras grises, guacamayas, venados de cola blanca y nutrias.
Te recomendamos visitarla como parte de un viaje que incluya Uruapan y los Pueblos Mágicos de Pátzcuaro y Santa Clara del Cobre.