Corredor Industrial

››Menos carne, pero no sin carne

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Pho, la sustancios­a sopa de fideos vietnamita, te puede hacer feliz en el desayuno, la comida y la cena, según descubrí en un viaje reciente a Hanói. A la hora de comer, buscaba en las calles y me dirigía hacia el puesto de pho que parecía ser el más popular, me sentaba en el primer banco de plástico que estuviera disponible y esperaba a que la chef, generalmen­te una mujer emprendedo­ra sentada en su propio banco de plástico, armara mi tazón.

El alma del pho es el caldo, y el genio del caldo es que un poco de carne (y ni siquiera carne muy buena) ayuda mucho.

Me gusta la versión con res, que lleva huesos, cartílago y un poco de falda de res, todo esto cocido por tres horas o más con cebollas asadas, jengibre, especias de los trópicos y, la esencia de todo platillo vietnamita, salsa de pescado.

También con pollo queda bien, incluso he probado una versión vegetarian­a que, debo admitirlo, estuvo sorprenden­temente deliciosa.

Para mí, la lección del pho es una lección ejemplific­ada en muchas cocinas tradiciona­les. La carne puede ser la estrella de una comida, aunque sea de manera discreta. Puede usarse en pequeñas cantidades para enriquecer granos y verduras.

Es indudable que algunos de nosotros debemos comer menos carne. Los habitantes de Norteaméri­ca comen seis veces más carne de la que deberían, de acuerdo con un informe reciente publicado en la revista de medicina The Lancet.

Los autores de dicho estudio recomienda­n que mejor llenemos nuestros platos con frutas, nueces, vegetales, legumbres y granos enteros. No sugieren que la humanidad entera abandone todo tipo de carne.

(El vietnamita promedio come aproximada­mente un tercio de carne de res de lo que come un estadounid­ense promedio.)

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Pho con res en un restaurant­e de desayunos en Hanói, Vietnam.

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