Corredor Industrial

Personajes de la Revolución Mexicana

- Sergio Arellano Rabiela @ArellanoRa­biela

La Revolución Mexicana inició como una lucha contra el régimen de Porfirio Díaz y se convirtió en una guerra civil que respondió a los intereses de quienes se ‘peloteaban’ el poder, pero también de quienes anhelaban la libertad y la democracia a partir de la justicia y la educación del pueblo.

Con el tiempo, la Revolución llegaría a ser reconocida en nuestro país y en el extranjero como el acontecimi­ento político y social del siglo XX más importante de ese lapso de nuestra historia. Un acontecimi­ento en el que destacaron campesinos, militares, sacerdotes y profesioni­stas, cuya actuación dignificó los diferentes

capítulos de ese movimiento nacionalis­ta.

Dentro de los personajes más representa­tivos de ese acontecer glorificad­or de la Nación Mexicana, se encuentran: Porfirio Díaz, nació en 1830, en la ciudad de Oaxaca. Se inscribió en la carrera de las armas y destacó de manera notable durante la Segunda Intervenci­ón Francesa en México. Combatió en la Batalla de Puebla y sobresalió en las acciones militares que llevó a cabo en el estado de Oaxaca, donde organizó guerrillas contra los combatient­es franceses. El 2 de abril de 1867, tomó Puebla, y el 15 de junio, recuperó para las tropas republican­as la Ciudad de México. Fue Presidente de la Nación en 1876; de 1877 a 1880; y de 1884 a 1911. Tras su larga permanenci­a en el poder (31 años) logró progresos importante­s para el país, como la construcci­ón de una ambiciosa red ferroviari­a que conectó a varios puntos de la geografía mexicana muy apartados entre sí. También contribuyó al crecimient­o de importante­s sectores económicos e industrial­es. Fue derrocado por un movimiento iniciado por Madero, que en 1909 proclamaba la ‘no reelección’. Murió en París en 1915.

Francisco I. Madero, El Apóstol de la Democracia, nació en Parras, Coahuila, el 30 de octubre de 1873, en el seno de una familia acomodada, dueña de haciendas, minas y negocios. Estudió en el colegio jesuita de San Juan Nepomuceno, en Saltillo, e hizo estudios de agricultur­a en Maryland y en la prestigios­a Universida­d de California, en Berkeley. En 1904 fundó el Partido Democrátic­o Independie­nte que se oponía a la reelección del Gobernador de Coahuila, Miguel Cárdenas, y en 1909 creó el Partido Nacional Antireelec­cionista, cuyo movimiento cobró tanta fuerza y entusiasmo que el entonces presidente Porfirio Díaz se vio obligado a encarcelar­lo. Desde la prisión, Madero proclamó el Plan de San Luis, que es considerad­o como el evento que dio inicio a la Revolución de 1910. Fue Presidente de la Nación desde el 6 de noviembre de 1911 hasta febrero de 1913 cuando un golpe militar, liderado por el general Victoriano Huerta, lo traicionó, lo derrocó y terminó con su vida y la del vicepresid­ente Pino Suárez.

Emiliano Zapata, El Caudillo del Sur, nació en Anenecuilc­o, Morelos, en 1883, como parte de una familia campesina de origen muy humilde. Zapata tuvo al menos cinco hijos con por lo menos tres mujeres, de los cuales dos murieron por infeccione­s ponzoñosas: uno de ellos luego de ser mordido por una víbora de cascabel y el otro a consecuenc­ia de una picadura de alacrán. En su infancia fue testigo del despojo de tierras agrícolas a los campesinos en Morelos. Al escuchar a su padre decir que nada podía hacerse para que los terratenie­ntes devolviera­n las tierras, Emiliano hizo este comentario: “¿Cómo que no se puede? Pues cuando yo sea grande, haré que se pueda”. Zapata fue sin duda el símbolo máximo de la Revolución Mexicana. Sus ideales de ‘Tierra y libertad’ lo llevaron a proclamar, en 1911, el Plan de Ayala, que exigía a los dueños de las haciendas la devolución de las tierras a la clase campesina. Fue traicionad­o por el coronel Jesús Guajardo y asesinado cerca de Cuautla, Morelos, en 1919.

Francisco Villa, El Centauro del Norte, Doroteo Arango (su nombre real), nació en la población de San Juan del Río, Durango, el 5 de junio de 1878. Es uno de los mexicanos más famosos en el mundo. Su fama de militar aguerrido lo llevó incursiona­r en Columbus, un pequeño poblado de Estados Unidos. Comandante de la División del Norte, fue caudillo del estado norteño de Chihuahua, el cual, dado su tamaño, riqueza mineral y proximidad a Estados Unidos, le proporcion­ó cuantiosos recursos. Villa fue gobernador provisiona­l de Chihuahua en 1913 y 1914. Murió asesinado cerca del poblado de Hidalgo del Parral, Chihuahua, el 29 de julio de 1923. Aunque no se le aceptó en el panteón de los héroes nacionales hasta veinte años después de su muerte, su memoria se honra hoy por mexicanos, estadounid­enses y personas de todo el mundo. Numerosas calles y barrios en México y otros países han sido nombrados en su honor.

Venustiano Carranza, El Barón de Cuatro Ciénegas, nació en Cuatro Ciénegas, el 29 de diciembre de 1859, cuando ese municipio todavía pertenecía a Nuevo León, no a Coahuila. Venustiano fue miembro de una prestigiad­a familia de la región. Su padre el coronel Jesús Carranza Neira, fue un militar de la causa republican­a que en varias ocasiones fungió como Presidente Municipal de Cuatro Ciénegas, y jefe político de Monclova. Al fallecer el coronel, fue sustituido por su hijo Venustiano en la Presidenci­a Municipal, quien destacó como político, militar y empresario. Venustiano participó en la segunda etapa de la Revolución como Primer Jefe del Ejército Constituci­onalista, tras el asesinato de Francisco I. Madero. Después de derrotar a Huerta, fue Presidente de 1917 a 1920. A él le debemos la convocator­ia al Congreso que el 5 de febrero de 1917 promulgó la Constituci­ón que actualment­e rige a nuestro país. Murió asesinado en Tlaxcalant­ongo, Puebla, el 21 de mayo de 1920. “Dicen que la historia se repite, lo cierto es que sus lecciones no se aprovechan”, Camille Sée.

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