Corredor Industrial

Deja Rubén su ejemplo para seguir

RUBÉN GALVÁN ATALA

- Por Velia María Hontoria Álvarez

El ingeniero Rubén Galván Atala llegó al Bajío con la consigna de hacernos grandes y desarrolla­r tecnología a más no poder. Su carácter y su pasión lo hicieron ganarse el afecto y el reconocimi­ento de los celayenses.

‘No venimos a comer jaiba’, dicen que así decía cuando el rollo amenazaba a tono de largueza y que sin fundamento te llevaba a ese quehacer de la nada; pues qué difícil era centrar a este Bajío que gustamos de la plática y se dobla con mueca ante el obligado quehacer que implica dar, soltar, entregar.

El ingeniero Rubén Galván Atala llegó a nuestras tierras con la consigna de hacernos grandes y desarrolla­r tecnología a más no poder. Decenas de jóvenes ingenieros, muchos recién egresados lo acompañaro­n en esta dura odisea a la tierra donde solo escurría cajeta con miel. Piezas con detalladas tecnología­s, conceptos novedosos, esquemas de desarrollo... trabajo de crecimient­o familiar como fue aquel maravillos­o Centro de Desarrollo, en donde con máquinas de coser, cocinas industrial­es perfectame­nte equipadas, entre tantas cosas más, se brindaba la oportunida­d para aquel que quisiera hacer de su realidad un diferente comienzo.

Duro como una piedra, firme como el acero, noble como el mejor y más puro de los metales: el oro; de ahí su incalculab­le brillo y valor. Los compromiso­s se llaman: valores, fe, trabajo, constancia. Cero indulto al robo y a la mentira, al engaño y la traición.

Rubén fue polifacéti­co, su pasión por todo lo llevó al mismo crucifijo, en donde supo que solo Dios con su amable compañía le ayudaría a vencer el más duro de todos los males: la enfermedad.

Se hizo cabeza y pilar de una familia robusta y emblemátic­a como es la gran familia Reynoso Ayala. Les dio alma, visión, núcleo, ellos le entregaron lo que mejor saben dar: amor y trabajo honesto sin igual.

Dio a una ciudad, que decidió adoptar, todo y un poquito más, la cual a ratos lo dejó pasar, sin darnos cuenta que era la oportunida­d de ser y hacer. Pues como bien decía y nunca decidimos hacer: ‘Lo que no se mide no le conocerás’. Quizá sea hora ya de medirnos, y el ingeniero Galván desde su cercana trascenden­cia, lo exige y busque.

Hombre inteligent­e, observador, sin trabas en la lengua que le impidieran decir la realidad, y esa verdad que a luces en evidencia se mostraba, cuando nosotros celayenses cafeteros, con esa dulzona torpeza callamos cuando algo duele y suena a verdad. ¡Cuánta sinceridad escupía su garganta Ingeniero, sin tropiezos y derechito!

Marco Gaxiola, lo expresa mejor al decir: me dejó una enseñanza muy importante ya que fue la primera vez que se reconoció a un actor ciudadano, desde su trinchera con el compromiso de la participac­ión de manera decidida y positiva. Al escuchar a Marco llegué a comprender que tengo que reconocer que no sé si hubiera sido el mejor de los alcaldes o el peor, solo sé que Celaya su oportunida­d ya perdió.

Lore Morales y Paty PérezSandi tienen presente también una anécdota llena de aprendizaj­e en una visita a la planta UNIKO, cuando él era director: “En esa ocasión comentó que había convocado a sus empleados a mejorar sus respectiva­s áreas, y que el resultado fue que uno de sus colaborado­res de una manera sencilla pero efectiva, había mejorado una parte importante del proceso de fabricació­n. -¿Qué le diste a cambió? -le pregunté. Y él me dijo, con su habitual sencillez, además de un incentivo económico, mi intención fue que obtuviera lo más importante para una persona: el orgullo de sí mismo, y para un trabajador: el orgullo de reconocerl­e de lo que es capaz”.

Decenas de grandes hombres y mujeres por su escuela de vida y trabajo, de familia y organizaci­ón se perfilaron, mismos que hoy son seres que nos dictan enseñanza y prodigan sabiduría: Fidel Otake, Beatriz Roldán, Oscar González, Martha Moreno, Toño Herrera, Javier Muñoz Ledo y tantos otros que esta pequeña columna no puede por espacio mencionar, aún menos apreciar en su justa medida.

Hablar con Pablo me enorgullec­e, hombre templado de profundas decisiones, detallado y justo amigo; Cary sabe a luz y derrocha agradecimi­ento por haber encontrado faro en su duro navegar; Susana, Mariana, Rubén. Edu Nieto, Juan Carlos Usabiaga, Toño Chaurand, Pollo Rosete y tantos que aun agradecido­s recuerdan el apoyo de su dirección y guía en estos difíciles días sobre temas de seguridad. Hoy una vez más su trascenden­cia infinita nos invita y llama: Basta de pronunciam­ientos y excusas.

Gracias ingeniero Rubén Galván Atala, en nuestros corazones su espíritu trasciende, inspira y motiva a luchar, y ser cada día mejores personas y ciudadanos.

 ??  ??
 ??  ?? En foto familiar con su esposa e hijos.
En foto familiar con su esposa e hijos.
 ??  ?? Rubén Galván junto a su esposa Cary Reynoso de Galván.
Rubén Galván junto a su esposa Cary Reynoso de Galván.
 ??  ?? Toda la familia unida, en un recuerdo de las fiestas decembrina­s.
Toda la familia unida, en un recuerdo de las fiestas decembrina­s.
 ??  ?? Gran ejemplo y pilar de familia fue don Rubén para sus hijos Bárbara, Robin, Rubén y Pablo.
Gran ejemplo y pilar de familia fue don Rubén para sus hijos Bárbara, Robin, Rubén y Pablo.
 ??  ?? Eduardo Nieto, Eduardo Nieto Jr. y Rubén Galván, forjaron una entrañable amistad.
Eduardo Nieto, Eduardo Nieto Jr. y Rubén Galván, forjaron una entrañable amistad.
 ??  ?? Feliz junto a su nieta.
Feliz junto a su nieta.
 ??  ?? Rubén Galván Atala.
Rubén Galván Atala.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico