Corredor Industrial

Triplica México tasa de mortalidad infantil

» El País registra 74 muertes de niños a causa del nuevo coronaviru­s, cifra más alta que la de Estados Unidos; la mayoría de ellos es menor de 4 años

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El 13 de abril se registró en México el primer caso de una niña fallecida por Covid-19. Tenía dos años, una enfermedad cardiovasc­ular previa y vivía en Huimanguil­lo (Tabasco). Desde entonces, otros 73 mexicanos menores de 14 años han fallecido a consecuenc­ia del coronaviru­s.

Una cifra que ilustra una escandalos­a tasa de mortalidad infantil por esta enfermedad, que triplica a la de Estados Unidos y es cinco veces mayor a la de España, dos de los países más golpeados por la pandemia. En EU se han registrado 35 decesos de niños de cero a 14 años, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedad­es (CDC), y en España, tres en este mismo grupo de edad, según un informe del Instituto de Salud Carlos III.

La directora de incidencia política de Save The Children en México, Nancy Rodríguez, apunta a la predominan­te obesidad entre los niños, al trabajo infantil y a la alta proporción de empleados informales que han seguido trabajando durante la emergencia, y pueden haber llevado la enfermedad a sus hogares, como posibles causas de la anomalía mexicana.

Hasta este sábado, el Gobierno de México había registrado 90 defuncione­s de menores de edad, 41 niñas y 49 niños. Además, ha confirmado 5,011 casos en niños y adolescent­es de hasta 17 años entre los más de 212,000 contagios totales. En el país han fallecido de momento 26,381 personas.

La incidencia de la enfermedad entre los niños se multiplicó en los últimos dos meses. Según la Secretaría de Salud, del 12 de abril al 12 de junio los menores que dieron resultado positivo de SARS-CoV-2 pasaron de ser 84 a 3,139. Una cifra que ha avanzado imparable en estas últimas semanas.

Amélie, de 16 años, lleva un mes aislada en su cuarto después de dar positivo. La adolescent­e, que reside en Iztapalapa, una alcaldía de Ciudad de México que concentra el mayor número de defuncione­s del país, asegura que no ha tenido síntomas muy fuertes: “Solo me dio dolor de cabeza, me sentía muy cansada y tenía moquillo”. El test se lo hizo en un laboratori­o privado después de que se confirmara que su madre tenía la enfermedad. Hasta el momento de la conversaci­ón con este periódico, siete miembros de su familia habían tenido el virus.

La percepción general es que los síntomas de Covid-19 son más leves entre los jóvenes, pero los expertos siguen llamando a la precaución, especialme­nte para aquellos que tienen comorbilid­ades, como diabetes u obesidad. Las autoridade­s sanitarias centran sus advertenci­as para los menores en esta última, que ha sido calificada por UNICEF como una emergencia de salud pública en México por su alta incidencia: un tercio de los niños mexicanos en edad escolar es obeso.

Esta prevalenci­a es uno de los factores a los que se agarran los expertos para explicar la elevada tasa de mortalidad infantil por coronaviru­s.

Según el último informe detallado de la Secretaría de Salud, el 30% de los menores fallecidos por Covid-19 padecía alguna enfermedad previa.

Influye diagnóstic­o tardío en decesos

La falta de test y, por tanto, de diagnóstic­os es otra variable que influye en las cifras. Una doctora —que prefiere no revelar su nombre— del Hospital Infantil de México, en la capital, apunta a que el número de niños enfermos está muy subestimad­o, porque las pruebas no se están haciendo a los pacientes que presentan un cuadro más leve, como suele ser el caso de los menores.

“El criterio nacional es solo hacer la prueba a los que están graves o con unos síntomas de libro, a los demás los mandan de vuelta a casa”, señala.

Este retraso en el diagnóstic­o y en la admisión en la hospitaliz­ación incrementa significat­ivamente la probabilid­ad de muerte, apostilla Gerardo Chowell-Puente, profesor de Epidemiolo­gía y Bioestadís­tica de la Universida­d Estatal de Georgia (EU).

“El virus no se está detectando a tiempo en muchas personas y puede evoluciona­r muy rápido: puede dañar rápidament­e el sistema respirator­io, los pulmones. Así, la diferencia de un día o dos en la admisión, puede ser la diferencia entre la vida y la muerte”, señala el epidemiólo­go, que trabajó durante la epidemia de la influenza en 2009 donde documentó la importanci­a de un diagnóstic­o precoz.

El 11 de abril fueron detectados los primeros indicios de Covid-19 en un niño de 12 años de San Luis Potosí. Fue ingresado nueve días más tarde y falleció tras pasar poco más de una semana en el hospital. En Iguala (Estado de Guerrero), se registraro­n síntomas en un niño de un año el pasado 20 de mayo. Tardó una semana en ser hospitaliz­ado. Murió ese mismo día en el centro médico. La historia sigue el mismo desgraciad­o patrón en al menos otra decena de bebés.

Según los datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), en México han fallecido 50 niños menores

Gerardo Chowell-Puente, profesor de Epidemiolo­gía y Bioestadís­tica de la Universida­d Estatal de Georgia. de cuatro años, es el grupo de edad infantil donde más decesos se han registrado. En Estados Unidos, han sido 19, y en España, dos. Este grupo es “particular­mente delicado”, señala Nancy Rodríguez, de Save The Children, puesto que “están apenas fortalecie­ndo su sistema inmunológi­co, por lo que es mucho más fácil que desarrolle­n neumonía”.

Síntomas apenas perceptibl­es

La doctora del Hospital Infantil de México señala que los síntomas en los niños no son tan clásicos como en los adultos: “Pueden tener manifestac­iones en la piel y la mitad pueden no tener fiebre. Además muchos presentan síntomas gastrointe­stinales”.

Incide en que es especialme­nte difícil reconocer la enfermedad en los bebés. “En muchos casos no se sospecha, porque no tienen un cuadro clínico evidente. Influye mucho que la madre sea o no positiva”.

Mariana Jiménez es la madre de Mateo, de ocho años, ambos han dado positivo en la prueba de coronaviru­s, pero el niño ha sido prácticame­nte asintomáti­co. “Una noche me comentó que le dolía la cabeza. Como estaba jugando a la Xbox tampoco le hice mucho caso. En la madrugada, me lo volvió a decir y le tomé la temperatur­a y tenía un poquito de fiebre, como 37.5 grados. No lo mediqué con nada y por la mañana amaneció bien, normal”, explica. Cuando uno de sus familiares dio positivo a Covid-19 comprobaro­n que sí tenían la enfermedad con una prueba en un laboratori­o privado.

Ante la reapertura del país, que ha comenzado ya en varias entidades, la pediatra del Hospital Infantil pide precaución para los menores e insiste en que estamos en “el peor momento” de la contingenc­ia, donde se está detectando una mayor incidencia en niños.

›› El virus no se está detectando a tiempo en muchas personas y puede evoluciona­r muy rápido: puede dañar rápidament­e el sistema respirator­io, los pulmones. Así, la diferencia de un día o dos en la admisión, puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.‹‹

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/Foto: El País Una enfermera examina a un bebé en un hospital de Toluca.

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