Corredor Industrial

¿Desechable?

- María del Carmen Almanza Nieto Envíenos su cuento a: latrincade­lcuento@gmail.com

Se encontraba sentado en una banca del parque cuando vio pasar un grupo de estudiante­s que jugueteaba­n entre ellos y comentaban la clase que acababan de tener. Les había parecido a algunos de lo más absurdo, pues el maestro había hablado sobre lo desechable que era actualment­e todo lo existente.

Se quedó pensando en la idea de lo desechable y se dijo que quizá el maestro no estaba del todo equivocado. Imaginó su cuarto y vio en su mente, abajo de la cama, las dos cajas de plástico que guardaba y que estaban llenas de objetos que en su momento habían sido importante­s en su vida, pero ahora estaban guardados y a nadie le representa­ban nada, ya que eran entre otras cosas un par de zapatos que había usado para el baile de fin de año y esto había sido hacía treinta años.

Guardaba también una caja con tabaco al que el tiempo había quitado el aroma y al tocarlo se había hecho polvo, desvanecié­ndose; unos cochecitos regalados el día de su cumpleaños número ocho, y tanto le gustaron pues los guardó y nunca jugó con ellos. El tiempo pasó y los olvidó en la caja. Guardaba también unas cartas que escribió al conocer a Moni, quien en su momento era el amor, pero al cabo de los meses olvidó. Pensó en su maestra de quinto año, quien conociendo su gusto por la poesía le había regalado un libro de poemas para niños y ese librito quedó guardado después de haberse aprendido algunos poemas que aún recordaba.

Hubo una época en que juntó corcholata­s de diferentes refrescos y ahí estaban o pensó que debían de estar. ¡Qué cantidad de pensamient­os se vienen a la memoria al oír o ver algo que desata y abre el arcón de los recuerdos! En este caso pensó en las cajas de abajo de la cama y de las cuales sólo una abrió en su mente y la otra aún contenía tantas pequeñas cosas que le hicieron reflexiona­r de nuevo en el comentario del maestro a los muchachos: Todo es desechable si no se usa o se pasa su tiempo...

María Cristina Salgado Hurtado nació en Zamora Mich., y creció en el Distrito Federal, donde efectuó sus estudios. Impartió clases en secundaria y Comercio en Inglés en el Instituto Miguel Ángel durante veinte años. Fue sinodal para el cargo de Canciller B para el Servicio Exterior Mexicano en la Secretaría de Relaciones Exteriores. Dio cursos en varios laboratori­os médicos de la Ciudad de México y en la Escuela Internacio­nal de Turismo. Ama sus talleres de escritura, lectura y baile. Su relato se encuentra compilado en el libro A cinco tintas – antología de cuento y poesía del Taller Literario La Égida.

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