Corredor Industrial

La escopeta de Petronio

- Prof. Jorge Gordillo

¡Saludos llenos de risas! De plano se pasó este autor Triunfo Arciniegas de imaginativ­o. Leamos por qué lo digo: Petronio Titiribí madrugó a cazar. Se puso las botas de cuero de venado, el sombrero de plumas y los bigotes grandes y negros. Se acomodó el morral a la espalda y salió con la escopeta al hombro. La escopeta no fallaba. Iba feliz tarareando un bolero. Petronio caminó casi dos horas y de pronto descubrió tres palomas en el aire. Ya las veía en el plato, doraditas, olorosas. Apuntó con su escopeta y disparó. ¿Y qué pasó?, en vez del tiro que bajaría las palomas del desayuno, la escopeta escupió flores. Las palomas se alejaron, saludando al hombre que les anunciaba la primavera. Petronio encontró un pato. Los patos eran deliciosos en el plato. Apuntó con su escopeta. ¿Y qué creen qué pasó?, la escopeta disparó un manojo de flores. El pato se sintió feliz porque el caballero lo saludaba con flores. En esos tiempos no abundaban los caballeros. Le deseó un buen día y se fue a nadar a otra parte. Petronio recogió las flores. Más allá, entre la yerba, Petronio le disparó a un apetitoso conejo que leía el horóscopo en una revista. La escopeta repitió la gracia. El conejo saltó de regocijo ante la explosión de flores. Te felicito, hombre, exclamó el conejo. Eres un gran mago. Yo mismo me escapé de un sombrero. Me llaman Copo de Nieve. El conejo le dio la dirección del circo, recogió la revista y desapareci­ó. Petronio pataleó entre las flores y ciertament­e Petronio no comía flores. Y se estaba acercando la hora del desayuno. De modo que siguió probando, a cada intento su escopeta disparaba nuevamente más flores. Su estómago le rugía. Además, bostezaba y le salían lágrimas. Petronio le pregunta a la escopeta por qué amaneció con ese sarampión de flores. Los animales se sentían felices porque habían encontrado un caballero noble, al cual le deseaban toda la felicidad del mundo. Pero su estómago no se llenaba con felicidad. Petronio pensó hablarle a su escopeta como su amiga. Le expuso la terrible situación, le suplicó que se dejara de tanta payasearía. Que si no la cambiaría por un revólver o por una carabina automática, o si era necesario, por un tanque de guerra. En la siguiente vez ni si quiera la escopeta hechó humo. Desesperad­o y muerto de hambre Petronio se enfrentó con un león en el bosque.

Primero se arrodilló y luego le apuntó al entrecejo y pensó no fallaré. Todavía esperanzad­o disparó con pulso firme, ¿Y qué creen?, la escopeta volvió a escupir flores. El león se le acercó y en lugar de comérselo le dijo: ¡Qué caballero tan amable! Me ha usted ofrecido las flores que necesito para el cumpleaños de mi novia. Mil gracias. No olvide volver por acá de vez en cuando. Siempre será bienvenido. Y se alejó con su ramo de flores. Como Petronio llevaba un cargamento de flores, las mariposas lo seguían. Decidió regresar al pueblo y a la entrada una muchacha lo vio desde su ventana y le gritó: Petronio Titiribí ¡Qué flores tan bellas! Petronio le ofreció un ramo y la muchacha lo invitó a almorzar. La muchacha se llamaba Julieta,

era delgada y frágil como un florero, con un lunar junto a la boca. Se adornó el pelo con las flores. Llenó el jarrón de la mesa y aun quedaban flores que regó por todas partes. Y Julieta le dice a Petronio que tenía una gran idea”. Adivinen cuál sería esa maravillos­a idea porque a partir de esa idea le cambió la suerte. Ganó tanto dinero que se regresó a su casa sonriente y feliz en un caballo recién comprado. Nos leeremos en la próxima. El pilón filosófico “Siempre valdrá la pena ser un soñador”.

Título: La escopeta de Petronio

Autor: Triunfo Arciniegas

Editorial: Fondo Cultura Económica

Colección: A la orilla del viento

Precio: $44

Capturista: Mónica Caballero

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