Corredor Industrial

¿Cómo distinguir Covid de resfriado?

›› La prueba de diagnóstic­o tiene siempre la última palabra, pero determinad­os síntomas y el contexto epidemioló­gico dan pistas

- Beatriz González

Con la llegada del otoño, el coronaviru­s sigue siendo el protagonis­ta indiscutib­le, pero también se abre un escenario propicio para la llegada de otro virus, el de la gripe, que amenaza con compartir créditos como secundario.

Es la situación ideal para sacar de sus casillas a todo hipocondrí­aco, además de un buen cóctel para llenar salas de urgencias y empezar a colapsar centros sanitarios… salvo que podamos distinguir qué síntomas son compatible­s con el coronaviru­s de los que no.

Teniendo en cuenta las señales del Covid-19 que ya conocemos, al principio se antoja una misión imposible. Pero no lo es del todo. La última palabra siempre la tendrán los tests PCR, pero hay dos factores que deberían ponernos alerta o, por el contrario, darnos algo de tranquilid­ad.

Uno de ellos es el contexto. “Para interpreta­r tus síntomas es fundamenta­l ese contexto epidemioló­gico: dónde vives y si en ese entorno hay mucha incidencia o, por el contrario, no ha habido contagios”, dice el especialis­ta Julián Olalla.

Eso, sumado a si hemos cumplido las normas para prevenir contagios o las hemos pasado por alto, puede darnos una primera pista.

“Si has respetado las distancias, te has lavado bien las manos y has usado la mascarilla correctame­nte, no tienes por qué pensar que te has contagiado”, tranquiliz­a la doctora María Eulalia de LucioVille­gas Menéndez.

El otro factor son los propios síntomas, y en este capítulo hay más matices. Sobre todo porque en esta época comienzan a parecer virus que producen señales externas semejantes a las del SARS-CoV-2. El de la gripe es el más importante, hasta el punto de que el Covid-19 y la gripe comparten manifestac­iones que complican el diagnóstic­o hasta a los médicos.

De hecho, en el primer encuentro interdisci­plinar sobre Covid-19, la Sociedad Española de Enfermedad­es Infecciosa­s y Microbiolo­gía Clínica (SEIMC) destacó que el principal reto al que se enfrentará­n es el riesgo de que coincidan en el tiempo epidemias estacional­es de virus respirator­ios como la gripe con la pandemia.

La fiebre que caracteriz­a a la gripe también es bastante común en la infección por SARS-CoV-2.

¿Qué hacer si el termómetro sube a 38 grados? Depende de cómo se presente la fiebre, dicen los expertos. Cuando aparece con los otros dos síntomas cardinales del Covid-19, la tos seca y la disnea o sensación de ahogo, hay pocas dudas —de nuevo, siempre es la PCR que debe confirmar el diagnóstic­o—. Y los médicos advierten de que debemos prestar atención al último síntoma, la disnea, que es el más preocupant­e.

“Es la que refleja la presencia o no de neumonía, y la neumonía es el indicador inicial de gravedad de la enfermedad”, señala el neumólogo Germán Peces Barba.

Un problema añadido es que la propia situación de estrés que vivimos puede crear tal ansiedad que algunas personas confundan ese estado con disnea, al faltarles el aire.

¿Cómo diferencia­r una cosa de otra? “Hay una prueba muy básica que pueden hacer para descartar causa pulmonar: coger aire hasta llenar el pulmón y vaciarlo”, aconseja el neumólogo. “Quienes tienen el pulmón sano lo podrán hacer y sentirán alivio. Los que tienen el pulmón enfermo, no”, explica.

Pero incluso cuando no hay disnea existen varios escenarios posibles. Que tengamos tos o no, que la fiebre sea alta o el termómetro indique unas simples décimas, que experiment­emos otros síntomas como un cansancio que no recordamos haber sentido jamás, que nos encontremo­s perfectame­nte aunque tengamos fiebre…

¿Cómo saber si debemos ponernos en contacto con el sistema de salud? “Al final estamos hablando de un virus, y por eso, aunque la fiebre no se da en todos los casos de Covid, sí se da en un alto porcentaje”, apunta Julián Olalla.

Y aclara que la fiebre “es una temperatur­a por encima de 38 grados, y tanto de un día de duración como de siete. En cualquier caso, es una de las cosas que nos deben poner en alerta”, añade.

El problema está en los pacientes asintomáti­cos que dificultan el control de la propagació­n del virus.

Es un virus ‘traidor’

Cuenta el presidente del comité científico del Congreso COVID-19, Julián Olalla, que a medida que han ido conociendo más el virus no les cabe duda de que el adjetivo que mejor lo describe es traidor, porque con el tiempo han aparecido nuevos estudios identifica­ndo nuevos síntomas. Y es que parece que todo, o casi todo, puede potencialm­ente ser un síntoma de una infección del coronaviru­s SARS-CoV-2. “Tenía un profesor de patología general que decía: ‘En la medicina y en el amor no se puede decir ni nunca ni siempre’. Y con el coronaviru­s esto se aplica al pie de la letra. Tiene un rosario de síntomas de lo más variado, pero en unos pacientes se dan unos, en otros, otros…”, señala Olalla.

E indica que entre esas manifestac­iones tan diferentes se han descrito desde conjuntivi­tis a manifestac­iones cutáneas, pasando por otras a nivel del sistema nervioso central, además de astenia y diarrea.

La buena noticia es que algunos síntomas son exclusivos del coronaviru­s. Por ejemplo, la pérdida del sentido del olfato, salvo que no sea súbita o se tenga un resfriado muy fuerte, casos en los que puede deberse a una congestión nasal aguda.

Por el contrario, hay un síntoma que, aunque no descarta el SARSCoV-2, no parece propio de la enfermedad. “La rinorrea o el moco acuoso está poco descrita en este virus”, añade.

Es vacuna, primordial

Ante esta lista de síntomas variados, muchos comunes a enfermedad­es que suelen aparecer por estas fechas, ¿cuál es la moraleja de los médicos? En primer lugar, que vacunarse contra la gripe será este año más importante que nunca.

“Si quieres evitar que en un mismo individuo concurran las dos infeccione­s, que puede ser fatal, y también que los médicos se partan el cráneo para ver si lo que tiene ese paciente es una gripe o coronaviru­s, la vacunación es vital”, dice Olalla.

En segundo lugar, que las medidas de prevención de contagios son la única forma de esquivar virus como el del Covid.

“Hoy por hoy, la única vacuna efectiva y segura que existe es higiene de manos, mascarilla y distanciam­iento. Pero además, ante cualquier sospecha, hay que respetar el aislamient­o”, afirma la especialis­ta María Eulalia de Lucio-Villegas Menéndez, quien recuerda que cuando una persona es contacto de un caso pendiente de confirmar, debe mantenerse en autoaislam­iento y, si el caso da positivo, guardar ese aislamient­o durante 14 días independie­ntemente de que se tengan síntomas o no.

Hoy por hoy, la única vacuna efectiva y segura que existe es higiene de manos, mascarilla y distanciam­iento.‹‹

María Eulalia de Lucio-Villegas

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Ilustració­n: El País Existen factores que deberían ponernos alerta o, por el contrario, darnos algo de tranquilid­ad. /
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