Los mejores, al abordaje
Se imagina lo que sería Guanajuato ¿ si en lugar de haber gobernado Juan Manuel Oliva hubiera llegado Javier Usabiaga?¿Qué tal si en vez de Juan Carlos Romero hubiera sido Eliseo Martínez? Para redondear todo, imagine que en lugar de Miguel Márquez Márquez hubiera gobernado Roberto Plasencia Saldaña. Tendríamos un estado distinto.
Ciudadanos preocupados por el destino del país y la entidad publicaron ayer un exhorto a los partidos: quieren que sean democráticos, que ayuden al equilibrio entre poderes y promuevan el voto razonado y libre para las elecciones del año que viene. Los firmantes son distinguidas empresarias, empresarios, profesionistas y actores sociales reconocidos por su trayectoria. Muchos de ellos serían dignos representantes en la legislatura estatal o federal. Varios tienen la capacidad de conducir nuestro estado y municipios.
En el texto transmiten una preocupación generalizada: el país peligra si no hay pluralidad, si nuestro destino sólo está en manos de un “hombre fuerte”, como clasifica el Financial Times a López Obrador después de la mala broma legal de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Todo para no contradecirlo.
En las conversaciones cotidianas prevalece ese malestar por un futuro imprevisible de penuria, pobreza y sinrazón. El descontento trasciende lo federal y llega también a lo local. Pocos se atreven, sin embargo, a decir que hay angustia por la inseguridad local, por la cadena de más de 7 mil asesinatos dolosos en dos años de gobierno. Nunca en su historia Guanajuato había vivido tal degradación humana como hoy. (Esa es afirmación personal)
Quieren que se incluyan candidatos ciudadanos en las fórmulas del 2021. Saben que los partidos políticos “son el principal medio para la participación electoral y tienen ante sí la posibilidad de servir a la sociedad..” En resumidas cuentas, quieren que los partidos se unan para hacerle frente a Morena. Quieren a los mejores ciudadanos encabezando las fórmulas para diputados y alcaldes.
Pero, ¿cómo pueden influir de verdad ante un PAN anquilosado, dirigido por mediocres y vividores cuya ilusión es lograr un puesto ejecutivo para medrar con el erario como lo hicieron los dos últimos gobernadores?
La buena noticia es la irrupción de este grupo en la vida política. Poner su nombre y apellido significa un despertar no visto desde la rebelión pacífica de Vicente Fox. Si no participamos, sería imposible influir en el destino de la comuna, el estado y la nación. El partido hegemónico en Guanajuato vive enconchado, situado en una zona de confort donde lo que importa es el poder y la lealtad abyecta de diputados y senadores al gobernante. ¿Cuándo hemos escuchado a alguno de “nuestros representantes” plantear alternativas ante la tragedia de inseguridad pública? El otro día el Presidente del PAN dijo que todo estaba bien. Eso no lo cree nadie.
El siguiente paso es entrar al abordaje de los partidos con propuestas claras y contundentes. Durante años dejamos que el máximo elector en la vida política fuera el Yunque. Las consecuencias fueron improvisación, corrupción e ineptitud. Si quiere verlo en lo material, cosa de asomarse a la Expo Bicentenario, monumento a la estupidez, el fanatismo religioso y la incompetencia.
Un buen día un amigo comentó: “caray, como ver a Don Roberto Plasencia (q.e.p.d) manejar la suburban de Oliva”. Las cosas debieron ser exactamente al revés.