Mis historias
Mis historias no son solo las mías, nací rodeada de cientos de ellas, de personas diferentes que, me envolvieron en el paso por la vida con las suyas propias, y así, caminaba yo y ellas me emparejaban el paso.
Porque sé que, los relatos que no se cuentan están condenados a sucumbir en el olvido. A muchos de ellos yo les doy vida con mis labios, porque me hicieron feliz, o me hicieron más liviano el tránsito y me siento agradecida, y porque los quiero seguir sembrando. Esto me pone a pensar; si esto es así, ¿cuántas vidas llevo conmigo, cuántas historias se han almacenado en mi pensamiento?, como si este fuera un gigantesco aviario de pájaros multicolores que volaran contenidas en mis recuerdos, y con sonoridad, sembraran el viento.
Entonces, soy yo y los otros, no soy pues un ser que no le deba nada a nadie, porque yo sola, no me he conformado, no puedo jactarme de mi individualidad, si soy un ser de múltiples historias. Sin embargo, al contarlas con mi propia voz, las hago únicas, dándoles la entonación y modulación de mi persona. Y es como si les imprimiera mi sello personal, y así las irán recordando, y seguirán rodando con otras voces, por otros rumbos y derroteros ajenos.
Hay historias buenas o malas, hay relatos crueles que no han visto la luz, o los tengo archivados y a veces inundan mi pensamiento, turbándome, como esas mariposas negras que me asustan y se resisten a salir por la ventana, que en su aletear esparcen maldad, que se ha preservado por años, años y más años.
Hay veces que al hablar, me sorprendo porque dejo de ser yo, y esas historias guardadas salen audibles, recordándome a mi madre, a mi abuela, y es como si, las generaciones siguieran vivas, girando en una noria imparable de cientos de repeticiones.
Hay relatos que tienen poder y me han acotado, como la malla al aviario, y es como si, esa persona, que fue, en ese tiempo autoridad para mí, siguiera con los hilos de mi existencia entre las manos, y me sometiera influyendo en mis decisiones, como si pusiera un sello lacrado sobre mis parpados, cerrando mis ojos a otras posibilidades.
Porque así funciona esta vida y nadie se escapa, sugiero que estemos atentos. Yo por mi parte, estaré observando, subiré al pescante y con gentileza, tomaré las riendas, de mi vida y de mis emociones, y si es necesario, pediré a esos relatos que se silencien. Que de forma paralela, ya que son indisolubles, sigan su rumbo. Porque yo tengo muchas historias buenas, y quiero andar libre por mis caminos.