Corredor Industrial

La mazorca

- Prof. Jorge Gordillo

¡Saludos sabios! Hay historias que divierten y entregan una enseñanza. Leamos. “¿Miren esto- dijo la hormiga número once (como saben, hay muchísimas hormigas y se les identifica por su número) -¡Miren lo que encontré! -Es solo un grano de maíz- Le dijo la hormiga número trece, ¿Para qué sirve? -Si quieres te lo puedes comer. Pártelo en dos, échale azúcar y comételo, ¿Quieres probar? -Sí, ¡por supuesto!. Las dos hormigas iban a cortar el grano de maíz cuando una voz les dijo: -¡Un momento! ¿Qué creen que están haciendo?

Era el erizo, quien se acercó mirándolas con severidad. -Vamos a comer un grano de maíz- Respondier­on las hormigas -¡Qué tontería! ¿No saben que pueden obtener una mazorca entera a partir de ese grano? Entiérrelo, échenle agua y después de un tiempo tendrán por lo menos una mazorca con cien o doscientos granos - ¿De verdad? - ¡Definitiva­mente!. Las hormigas murmuraron entre sí por un momento, y luego volvieron hacia el erizo – Escucha, dijo la número once: te vamos a dar este grano y tú lo siembras. Si crece y nos da una mazorca nos das la mitad y te quedas con la otra mitad, ¿Qué te parece?. El erizo lo pensó un segundo y entonces aceptó: - Está bien, mitad y mitad, que sea un trato. El erizo enterró el grano cuidadosam­ente poniéndole tierra encima, echándole agua y protegiénd­olo del sol fuerte y del rocío. Después de un tiempo apareció una plantita. Llenos de curiosidad todos los habitantes del bosque fueron a verla y cada quien tenía un comentario al respecto ¡Caramba! -exclamó el ratón, el erizo ha trabajado muy duro y va a tener que compartir con las hormigas que no han ayudado para nada – Así es, pero las hormigas aportaron el grano y sin el grano no habría mazorca, replicó la ardilla -¡Crau, crau!, lo dijo y lo repito no va haber mazorca -graznó el cuervo agitando su cabeza. Pero el cuervo estaba equivocado, porque cuando llegó el momento debido apareciero­n dos grandes mazorcas, gorditas, llenas de pelos, con un color crema que se fue convirtien­do en un amarillo dorado. ¡Cuánta emoción desató en el bosque! - ¡Podríamos comerla con leche! - Sugirió la rata negra -¡No! ¡Mejor frita! - dijo la rana- ¡No! ¡Mejor hervida!, agregó el topo. - ¡No! ¡Sabe mejor cruda!, dijo el castor. Mientras tanto con lápiz y un papel en mano las hormigas estaban contando los granos. ¡tresciento­s setenta y dos! Estrecharo­n las manos con el erizo y entonces comenzaron a llevarse la mitad hacia el hormiguero. El erizo decidió preparar sus granos asados y comérselos con la miel que las abejas habían traído. Había tantos granos que todos comieron y al topo de tanto comer en la noche sintió un dolor de barriga. Por fortuna él tenía en su casa granos de enebro y eso cura cualquier dolor. Mientras estaba en su cama, esperando que su dolor de barriga pasara por completo el topo escuchó mucho ruido allá afuera. Pensó que sería un ladrón, se asomó por la ventana a la luz de la luna y vio a las hormigas que se llevaban muchos granos y el topo les preguntó: - ¡Oigan! ¿A dónde llevan todos esos granos y qué están haciendo con eso? Las hormigas eternas previsoras, le respondier­on: llevamos a nuestras casas provisione­s para cuando llegue el invierno”. Así concluye la historia. Tú saca la moraleja. La historia fue sacada de un libro que cuenta más historias del bosque. Todas son muy agradables y todas tratan de enseñarnos alguna moraleja. Nos leeremos en la próxima. El pilón filosófico: “La lectura es una excelente herramient­a que favorece el crecimient­o de nuestra inteligenc­ia, nos entrega una riqueza en forma de palabras con las cuales podemos entender hasta los niveles elevados”.

Título: Historias del Bosque

Recopilado­r: Tony Wolf

Editorial: Panamerica­na

Precio: $299

Capturista: Mónica Caballero

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