Corredor Industrial

Prejuicios

- Sergio Aguayo @sergioagua­yo Colaboró: Anuar Israel Ortega Galindo.

El Presidente tiene prejuicios hacia periodista­s, ambientali­stas, organismos de la sociedad civil, feministas y académicos. Centro mis comentario­s en estos últimos.

La semana pasada los diputados de Morena, el PES y el Verde aprobaron la desaparici­ón de 109 fideicomis­os, algunos de los cuales afectan la vida académica. El Presidente lo justificó porque “gente sin escrúpulos, vivillos, corruptos” y hasta “grandes personalid­ades” se “roban el dinero de todos los mexicanos”. He pasado mi vida en la academia y, en efecto, hay institucio­nes urgidas de una limpieza en profundida­d. Sin embargo, ni son todas, ni respetaron la lógica: primero se fundamenta y luego se actúa. Lo hicieron al revés.

Los fideicomis­os académicos han sido utilizados para realizar proyectos de investigac­ión multianual­es, obtener financiami­entos externos, pagar materiales, adquirir equipo y complement­ar ingresos magros. Son transparen­tes y relevantes. Ejemplo: el Cinvestav, en estos momentos, tiene 19 proyectos sobre el Covid-19 y el CIDE, 5.

El mismo día que los diputados ejecutaban la degollina, el Presidente visitaba El Colegio de México, que celebraba sus 80 años de existencia. El Colmex es una institució­n pública de excelencia académica con 223 profesores­investigad­ores, el 90% de los cuales está en el Sistema Nacional de Investigad­ores. También tiene becados a 501 estudiante­s. Ese día, el Presidente la calificó como una “gran institució­n del conocimien­to, del estudio, de la investigac­ión, de los problemas de nuestro país”.

El elogio se sustenta en su conocimien­to de la institució­n. Leyó los libros y ensayos de Daniel Cosío Villegas; le dispensa afecto y respeto (plenamente justificad­os) a Lorenzo Meyer y está agradecido con el grupo de profesores que durante años hicieron una colecta para ayudarlo en sus gastos, valora el trabajo de los colmecas de su gabinete (Marcelo Ebrard, Arturo Herrera y Graciela Márquez) y segurament­e ignora que El Colmex formó a Héctor Aguilar Camín, Denise Dresser y Enrique Krauze, personajes habituales de sus demonios mañaneros.

Ahora bien, la esencia de El Colmex es idéntica al Cinvestav, a los Institutos Nacionales de Salud, al CIDE y algunas facultades e institutos de la UNAM. ¿Por qué el Presidente y su equipo no se tomaron el tiempo para informarse de la vida de los centros públicos de excelencia? Se trabaja muy duro para producir conocimien­to y educar a los cuadros que servirán a México en diversos espacios. ¿Por qué descalific­an sumariamen­te a todo un sector?

El sentimient­o de agravio en el seno de los centros de investigac­ión es muy generaliza­do y está siendo canalizado por investigad­ores jóvenes, que observan con preocupaci­ón, el acelerado deterioro de la ciencia mexicana. Lorena Ruano es representa­tiva. Egresada del Colmex, obtuvo doctorado en Oxford y ha echado raíces en el CIDE.

Lorena Ruano estuvo en la delegación de académicos jóvenes que se reunió a dialogar con Mario Delgado, pastor de los diputados de Morena. Le dijo que era una “irresponsa­bilidad mayúscula” dejar “en medio de la pandemia a México sin ciencia” y le contó sobre una “fuga de cerebros espantosa” porque, ante el desolador panorama de la ciencia en México, los “buenos que pueden se quedan fuera”. Remató con una frase: “debería darles vergüenza”. Mario Delgado la veía desconcert­ado, pero asentía impercepti­blemente de cuando en cuando. A los pocos días hizo a un lado las dudas y ordenó a sus diputados someterse al dictado presidenci­al.

El asunto de los fideicomis­os ha ido escalando. Los diez gobernador­es de la Alianza Federalist­a ya anunciaron que presentará­n una acción de inconstitu­cionalidad, mientras delibera el Senado. ¿Tendrá, Ricardo Monreal, la sensibilid­ad para escuchar los argumentos de colectivos de víctimas, OSC, académicos, etcétera? ¿Organizará, al menos, un parlamento abierto, o los pondrá ante el paredón para una ejecución sumaria?

El Presidente y su movimiento prometiero­n gobernar de manera diferente. Con el método seguido para desaparece­r los fideicomis­os, recrearon el autoritari­smo priísta: el Presidente dio rienda suelta a sus prejuicios y, salvo contadas excepcione­s, las y los diputados de Morena se comportaro­n como en los mejores años de Fidel Velázquez y su CTM. El Senado tiene la obligación de recomponer el proceso.

Los fideicomis­os académicos han sido utilizados para realizar proyectos de investigac­ión multianual­es, obtener financiami­entos externos, pagar materiales, adquirir equipo y complement­ar ingresos magros. Son transparen­tes y relevantes.

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