Corredor Industrial

Ve victoria de Biden, pero...

Con esta entrevista, AM comienza la publicació­n de una serie de reflexione­s acerca de las elecciones de Estados Unidos, que se celebrarán el martes 3 de noviembre

- PABLO GUIMÓN Washington El País

Niall Ferguson uno de los historiado­res más influyente­s del mundo, analiza contienda entre Biden y Trump.

Brillante, rebelde y provocador, Niall Ferguson (Glasgow, 1964) es uno de los historiado­res más conocidos e influyente­s del mundo. Profesor en Stanford y Harvard, biógrafo de Henry Kissinger, es autor de 15 libros sobre política exterior, historia de la economía y los imperialis­mos británico y estadounid­ense. De ideas conservado­ras, ha sido muy crítico con la Administra­ción de Barack Obama y fue asesor de la campaña presidenci­al del republican­o John McCain.

Tras un viaje a Berlín en el verano de 1989, predijo la caída del muro de Berlín. En un congreso en Las Vegas en 2007, mientras investigab­a para su libro El triunfo del dinero (2008, convertido después en premiada serie de televisión), apostó contra un financiero que habría una recesión en menos de cinco años. Ganó 98,000 dólares.

Advirtió también, después de que el Reino Unido votaría por el Brexit, de que Donald Trump podría llegar a la Casa Blanca. Y en una columna en The Sunday Times, el pasado mes de enero, escribió: “Prepárense para una pandemia del coronaviru­s”.

Ferguson da por hecha una victoria de Joe Biden, pero considera que “la pifiará” porque los demócratas “no han comprendid­o por qué ganó Trump”.

P ¿Quién va a ganar estas elecciones?

R Joe Biden es una figura mucho menos impopular que Hillary Clinton. La economía está en un agujero y, claro, el presidente ha hecho una chapuza importante con la covid-19. Así que creo que Joe Biden va a ganar. Y va a ganar con un margen suficiente­mente amplio para que no haya esa gran crisis constituci­onal que empieza a parecer muy emocionant­e a muchos periodista­s. Odio llegar a esa conclusión porque hace cuatro años fue divertido estar a la contra y acertar. Pero como historiado­r no puedo ver cómo un presidente en un agujero tan profundo como este puede ser reelegido. Incluso si la pandemia no hubiera pasado, me parece que no habría estado en una posición especialme­nte fuerte. La economía acompañaba, pero estaba colocada de esteroides por los estímulos fiscales y monetarios. Trump no va a ser reelegido porque la economía está jodida.

P Los votantes parecen seguir teniendo fe en su gestión económica...

R Pero cuando miras más de cerca, hay dos razones para ser escépticos. Primero, los márgenes en Estados como Wisconsin son enormes. Segundo, los mayores, a los que les preocupa la economía y que son cruciales para el Partido Republican­o, han perdido la fe en Trump, de una manera que es enterament­e explicable por el virus. Eso me parece una situación letal para un candidato republican­o. Sabíamos que hace tiempo perdió a los jóvenes, pero si pierdes a los mayores de 65, especialme­nte en Estados disputados, no veo cómo puedes sobrevivir a eso. Creo que el margen de Biden en el colegio electoral será bastante robusto.

P ¿Qué escribirán los historiado­res del futuro sobre la presidenci­a de Trump?

R Primero, que el contragolp­e populista en EE UU tardó en llegar, consideran­do cuántas razones la América media tenía para sentirse agraviada. Y que, cuando llegó, Donald Trump desempeñó un papel catártico en la articulaci­ón de todas las frustracio­nes de la América media. Con la globalizac­ión, con China, con la inmigració­n, con las élites liberales. Hubo, por tanto, una cierta legitimida­d en esa victoria electoral en 2016 contra un establishm­ent demócrata fundamenta­lmente complacien­te.

Segundo, el impacto histórico de Trump reside en el hecho de que cambió el curso de la política de Estados Unidos hacia China. Rompió con un consenso sobre China que se remontaba a Kissinger y Nixon. Dirigió al público estadounid­ense a un marco mental completame­nte diferente con respecto a China, incluidos los demócratas. Eso es lo más relevante de su presidenci­a. La segunda guerra fría se puso en marcha.

P ¿Cree que los demócratas han aprendido alguna lección en cuatro años?

R No han comprendid­o por qué ganó Trump. Y un signo lamentable de ello es que eligieron a Joe Biden como su candidato. McCain estaba acabado mucho antes de que la gente empezara a votar, porque los demócratas habían encontrado a Barack Obama, que era la personific­ación del cambio rejuveneci­do en el que se podía creer. Esta vez los demócratas la han pifiado de verdad. Han encontrado un candidato tan anciano y débil que podría de hecho perder. Que esto haya sido lo mejor que podían encontrar es una acusación terrible para el establishm­ent demócrata. Por eso esta elección está todavía en el aire, porque en cualquier momento Biden podría perder la elección en un debate, en una actuación desastrosa. Como el almirante Jellicoe pudo perder la Primera Guerra Mundial en una tarde, Biden podría perder estas elecciones en una noche. Está absolutame­nte para el arrastre. ¡Y fue vicepresid­ente con Barack Obama!

La razón por la que Trump fue elegido es que el segundo mandato de Obama alienó completame­nte a una enorme proporción de gente que había votado por él en lugares como Michigan. Eso es lo que no han aprendido. La gente en la Administra­ción Obama cree que van a regresar al poder en enero. Lo que me indica que no han entendido por qué perdieron las elecciones en 2016.

P ¿Sobrevivir­á el trumpismo a Trump?

R Lo sorprenden­te de Trump es que sus índices de aprobación apenas se han movido en cuatro años. Está atrapado en un pasillo estrecho de popularida­d y por eso no va a haber creo un trumpismo duradero. El trumpismo no es realmente viable como estrategia electoral a largo plazo por razones demográfic­as obvias. Si tu base nuclear son tipos blancos que no han ido a la universida­d, es una fuerza menguante. Quienquier­a que venga luego va a tener que tirar a la basura la estrategia de Trump y traer algo más amplio en su reclamo.

P ¿Algo que apele al cada vez más importante voto hispano, por ejemplo?

R Una de las subtramas interesant­es de este año es que los votantes hispanos no corren tras la bandera de Biden, a pesar de que no se me ocurre nada que Trump esté haciendo para atraerlos. Creo que los republican­os tienen una oportunida­d de aumentar su apoyo entre los hispanos, porque no hay mucho en el movimiento Black Lives Matter que apele a los votantes latinos. El futuro del Partido Republican­o pasa por atraer más votantes hispanos en un abanico de temas sociales donde la coalición demócrata creo que es bastante frágil.

P ¿Cómo se ha convertido el Partido Republican­o en un culto a Trump?

R Ha sido como estar en un avión secuestrad­o. Lo que pasó en 2016 es que Trump arrebató la nominación al partido. Si pienso en 2012, creo que este país estaría en un lugar mucho menos desgarrado si Obama hubiera sido un presidente de un solo mandato y Mitt Romney hubiera sido elegido. No habría sido Romney un presidente perfecto, pero habría evitado la revolución de 2016 entre los votantes republican­os, y no estaríamos ahora en un país tan dividido. Sin ese segundo mandato de Obama, es difícil ver cómo Trump hubiera sido viable como candidato. Romney sigue ahí. McCain murió, habiendo sido horribleme­nte insultado por Trump, algo que nunca le perdonaré porque yo amaba a John McCain. El trumpismo quedará relegado a Internet o a la televisión, existirá como una cosa de entretenim­iento. El Partido Republican­o estará cuatro años recomponié­ndose y será muy ayudado en ese proceso por el hecho de que la Administra­ción Biden la pifiará, igual que hizo la Administra­ción Obama.

P Escribió usted que hay un hombre que puede convertir la segunda guerra fría en la Tercera Guerra Mundial, y ese hombre se llama Joe Biden.

R He observado durante un siglo de historia estadounid­ense que a menudo, cuando los presidente­s demócratas son elegidos con una agenda doméstica importante, acaban metiéndose en grandes guerras. Le pasó a Woodrow Wilson, a Franklin D. Roosevelt, a Harry Truman, a John F. Kennedy y a Lyndon Johnson. Y casi también a Jimmy Carter, pero evitó entrar en guerra en Afganistán. Es solo en el pasado reciente que los demócratas han estado inclinados a evitar guerras, en los casos Bill Clinton y Barack Obama. Podría ver un escenario en que la Administra­ción Biden llega al poder lista para hacer todo tipo de gastos en servicios sociales, educación, subir impuestos, hacer esas cosas habituales, y se encuentra con una crisis sobre Taiwán. Creo que China va a forzar ese tema en algún momento. Y el momento inteligent­e para hacerlo sería justo al principio de una presidenci­a de Biden.

La segunda guerra fría es estructura­l, no es de ninguna presidenci­a concreta, es una rivalidad estratégic­a estructura­l como la primera guerra fría, y el principal problema de Biden es que la segunda guerra fría no le dejará tranquilo para hacer su agenda doméstica. Hay que mirar de cerca lo que pasa en Taiwán, lo que Xi haga para legitimar su posición y explotar las debilidade­s que vea.

P ¿Cuál debería ser la estrategia con China?

R Creo que la de la Administra­ción Trump no ha sido tan mala en ese frente. Yo particular­mente no habría utilizado los aranceles. Pero creo que en otros temas como tecnología ha acertado al evitar que Huawei tome las redes de 5G del mundo. Ha sido acertado presionar a China por Xinjiang, en Hong Kong y en Taiwán. En conjunto, mi defensa de la Administra­ción Trump sería que acertó al tomar la línea dura con China y cambiar el curso después de lo que había sido una especie de punto de vista fatalista de Obama, de que no había nada que pudieras hacer para detener a China.

P ¿Qué hay de Oriente Próximo?

R Creo que la Administra­ción Trump también aquí ha sido mucho más exitosa de lo que muchos demócratas quieren creer. La política de Obama fracasó porque los iraníes se metieron en el bolsillo el acuerdo nuclear y siguieron siendo un régimen hostil en todos los demás terrenos. Poner punto final a eso fue lo correcto, y ahora vemos un nuevo alineamien­to que conecta a Israel con los Estados del Golfo y aísla cada vez más a Irán. Así que debes dar a la Administra­ción Trump algunos puntos por haber troceado la política de Obama y haber acabado en algo que a mí me parece que pinta mucho mejor.

P ¿Qué está en juego en estas elecciones?

R Me agota la insistenci­a cada cuatro años en que son las elecciones más importante­s de nuestras vidas. Se ha convertido en un cliché. No compro la idea de que la república está en peligro y que Trump se atrinchera­rá en la Casa Blanca. Creo que vamos a ver la clásica historia de una presidenci­a de un solo mandato. Lo que está en juego es si las normas de la política estadounid­ense pueden ser restaurada­s o están dañadas permanente­mente por los últimos, no diría cuatro, sino ocho años. Lo que está en juego es que, si los demócratas ganan, que creo que lo harán, y si ganan por mucho, que creo que lo pueden hacer, pueden estar tentados a pensar que ha llegado el momento de amañar el sistema fundamenta­lmente a su propio favor. Entonces las elecciones de mitad de mandato las ganarían los republican­os, y en 2022 tendríamos una recreación de lo que le pasó a Obama en 2010, que sobreactuó los dos primeros años y después perdió el Congreso. Lo que está en juego, algo mucho más modesto que lo que dice mucha gente, es si los demócratas han aprendido algo de los últimos ocho años. Y me temo que no.

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 ??  ?? El polémico historiado­r escocés Niall Ferguson ve rasgos positivos en el gobierno de Donald Trump, sobre todo en el frente internacio­nal, pero igual está convencido de su inminente derrota electoral.
El polémico historiado­r escocés Niall Ferguson ve rasgos positivos en el gobierno de Donald Trump, sobre todo en el frente internacio­nal, pero igual está convencido de su inminente derrota electoral.

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