Rudi, el cerdito de carreras
¡Saludos increíbles! Quiero empezar señalando que la autora Uwe Timm es alemana y que este cuento en alguna ocasión se los platicó a sus hijos. En algún momento de su vida se dio cuenta que tenía facilidad para la literatura y decidió dedicarse por completo a escribir cuentos. Esta historia de Rudi que tiene el subtítulo del cerdito de carreras obtuvo un premio alemán muy codiciado. A todos nos extrañará que un cerdo haya estado viviendo durante algunos días en una casa y nos preguntaremos cómo llegó a ese hogar. El cuento explica que Zuppi gana el cerdito en una fiesta campirana, el que se convierte en una mascota. La autora nos explica cómo lo obtuvo. La fiesta fue organizada por los bomberos del poblado y después de que la orquesta dejó de tocar, un bombero se acercó al micrófono y dijo: Ahora dará comienzo nuestra tómbola, quien compre un boleto ayudará en la compra de una nueva manguera que mucha falta nos hace. Hay muchos premios pequeños y uno principal. A nuestra mesa donde estábamos sentados vino un hombre con un bote en la mano; adentro estaban los boletos y todos mis hermanos y mis papás pudimos comprar uno. Yo no gané nada; Bety mi hermana se llevó un premio de consolación que fue un banderín para la bicicleta y Zuppi sacó un número rojo. Cuando dieron todos los números ganadores, mi hermana corrió con el suyo hasta el escenario. El bombero mostró el boleto y gritó: -¡El número 33!. - ¡Aquí está la ganadora del premio gordo! Después de un pequeño diálogo le hace esta pequeña pregunta ¿Sabes qué acabas de ganar? Zuppi contesta que no. El bombero le comenta: Eres una niña afortunada ¡Ganaste un cerdito! Entonces el hombre sacó un lechón de una caja y se lo puso a Zuppi en sus brazos. La gente aplaudía y reía de oreja a oreja. Zuppi trató de arrastrar al cerdito hasta nuestra mesa y se lo entregó a mamá y se lo puso encima de sus piernas. Era un animal limpio, sus ojos eran minúsculos y brillantes y dos grandes orejas le caían a lado de la cara. A pesar de que era una monada, papá puso mala cara porque a él no le gustan las mascotas. A pesar de que a papá no le agradó el premio tuvo que aguantar porque la ganadora, empezó a llorar con gritos ensordecedores y regresamos al auto camino a la casa. No llevábamos mucho tiempo en el auto, cuando de repente mamá dio un gritó, el cerdito se había orinado encima de su vestido. Eso disgustó mucho a papá y pensó que en la siguiente granja se detendría para regalar al cerdito a un granjero diciendo que el lugar de un cerdo es el campo, no un departamento en la ciudad. Zuppi empezó de nuevo a gritar, sabe gritar tan agudo que tienes que taparte tus oídos, lo que volvió a convencer a papá de que tenía que llevarse al cerdito para que Zuppi dejara de gritar. Lo aceptó y puso una condición, lo vamos a soportar tres días porque qué van a pensar los vecinos”. En los siguientes capítulos la autora comenta todos los relajos que armó Rudi. Después de tantos desastres que llevó a cabo Rudi, buscaron la manera de convencer al papá. El papá tenía como profesión ser egiptólogo y su vida era interpretar los jeroglíficos, se les ocurrió ponerle a Rudi una frase con jeroglíficos y resulta que entre los estragos que realizo Rudi fue pisar un pergamino que estaba tratando el papá de descifrar y resulta que con esa travesura empezó la buena suerte para la familia y esa travesura le enterneció y lo convenció para aceptar a Rudi. Más adelante la autora platica como fue que Rudi se convirtió en un cerdito de carreras y Rudi empezó a ganar premios. Y como en muchos cuentos muchas veces se cierra con la frase: “Colorín colorado este cuento aún no se ha terminado”. Se quedaron en el libro veintitantos capítulos donde relata la autora muchas travesuras y como fue su vida del cerdito de carreras.
Editorial: Fondo de Cultura
Colección: A la orilla del viento
Precio: $55 (Si se fijan el precio es económico y el libro está ofrecido para los que ya leen bien)
Capturista: Mónica Caballero