Corredor Industrial

Afecta a doctores falta de preparació­n y equipo

» Carencias en protección y capacitaci­ón, principale­s causas de la muerte de 1,744 profesiona­les de salud durante la pandemia, aseguran especialis­tas

- Natalia Vitela

La falta de equipo de protección al inicio de la epidemia, la insuficien­te capacitaci­ón para su uso adecuado y el rezago en infraestru­ctura son las principale­s causas que han contribuid­o al fallecimie­nto de mil 744 profesiona­les de la salud en México, 854 de ellos personal médico, coinciden especialis­tas.

Este número es casi equivalent­e a la cantidad de médicos generales y especialis­tas que hay en Campeche, que asciende a 992, y duplica el número de estudiante­s aceptados en la carrera de médico cirujano de la Facultad de Medicina de la UNAM, la FES Iztacala y la Zaragoza que ascendió a 388 el año pasado.

En un País donde sólo hay 0.6 médicos por cada mil personas sin seguridad social, cada pérdida de un profesiona­l agrava el déficit.

Tan sólo en 8 entidades del sur de México se requieren 64 mil 796 médicos generales y especialis­tas para alcanzar el promedio de la OCDE, 3.2 médicos por cada mil habitantes.

José Ángel Córdova, ex Secretario de Salud, lamentó que los decesos, en un inicio, se hayan debido a que faltaron medios para protegerse.

“Es muy triste y lamentable y sobre todo cuando esto sucedió porque los medios que les dieron para protegerse fueron insuficien­tes.

“Uno, cuando ya está ahí en el campo de batalla, es rarísimo que alguien diga: ‘Yo así no le entro, porque necesito estar más protegido’. Usa uno lo que tiene y atiende a los enfermos de la mejor manera. En el caso del coronaviru­s si no hay una protección amplia el riesgo de contagiars­e es muy importante, y de morir también”, señaló.

Consideró que tomará décadas recuperar la formación y experienci­a perdida con estos profesiona­les.

Detalló que sólo para formar a un médico general se requieren 7 años de instrucció­n y hay que agregar entre 3 y 7 años más en caso de los especialis­tas y una inversión de 100 mil pesos por año de formación de cada médico.

En el marco del Día del Médico, que se celebra el 23 de octubre, Juan Luis Mosqueda, director del Hospital Regional de Alta Especialid­ad del Bajío, estimó que los doctores de las distintas institucio­nes de salud enfrentaro­n la epidemia de Covid-19 bajo circunstan­cias contrastan­tes.

“(Había) lugares donde prácticame­nte nadie sabía usar (el equipo, y) lugares donde la totalidad estaba capacitado”, advirtió.

Precisó que los hospitales de tercer nivel de atención -de alta especialid­ad-, así como los institutos nacionales suelen tener la mayor capacidad, mientras que “hospitales de provincia” -de segundo nivel de atención- tienen menos.

El problema implica que hubo hospitales que al inicio de la epidemia tenían poco equipo de protección personal o éste era inadecuado.

Agregó que durante estas contingenc­ias se tiene claro que el personal más afectado siempre es el de salud, y es el primero en contagiars­e.

Pero no se trata de que caminen hacia el precipicio, es decir, las institucio­nes de salud donde ejercen, son responsabl­es de proveerles lo necesario para su protección adecuada; aunque no es posible evitar el contagio, sí existe la forma de disminuir el riesgo, dice.

Mosqueda afirmó que una de las esencias principale­s de los médicos mexicanos, que los hace diferentes de especialis­tas de otras naciones, es su vocación y valentía, así que pese a las condicione­s en las que les ha tocado hacer frente a esta contingenc­ia sanitaria no han dado marcha atrás.

Consideró que su actitud ha sido heroica.

“Sabiendo el riesgo; sabiendo que incluso a veces no hay las condicione­s en algunos lugares, no abandonaro­n su vocación y compromiso a la población.

“El personal médico no es un héroe como el de las películas que tiene súper poderes y es inmortal, así es fácil. Son héroes verdaderos porque hacen su labor sin tener súper poderes”.

Aseguró que la epidemia de influenza AH1N1 debió dejar lecciones para evitar que, con Covid-19, el personal de salud fuera tan afectado; pero no sucedió así.

“La protección hacia el personal y la disposició­n de todo lo necesario debe ser uniforme en todas las institucio­nes. Una lección aprendida (tras la epidemia en 2009) debió haber sido el tener equipo de protección personal de manera permanente, pero además disponible para un uso adicional ante la presencia de contingenc­ias como éstas”.

El especialis­ta indicó que tampoco se aprendió a contar con protocolos para la reconversi­ón hospitalar­ia para ampliar la capacidad de camas de terapia intensiva.

“Una tercera lección aprendida tendría que haber sido el tener suficienci­a de ventilador­es. Desde 2009 se debió planear una reserva estratégic­a”.

Indicó que esto debe estar listo ante la recurrenci­a de las pandemias “Vamos a cerrar ésta y vendrá otra; es algo que debemos asumir”.

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El doctor José Ángel Córdova Vilalobos.
Agencia Reforma El sacrificio del personal médico ha sido intenso y con un enorme costo./Foto: El doctor José Ángel Córdova Vilalobos.
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Juan Luis Mosqueda, director del Hospital Regional de Alta Especialid­ad del Bajío,

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