Especie Humana X: La farsa del Capitalismo lV
“El desarrollo no puede ser en contra de la felicidad. Tiene que ser a favor de la felicidad humana, del amor, de las relaciones humanas, de cuidar a los hijos, de tener amigos, de tener lo elemental”. José Mujica, expresidente de Uruguay. Naciones Unidas, Brasil, 2012.
Desafortunadamente, el sistema capitalista nos lleva en la dirección contraria al beneficio social. Como especie humana, el capitalismo nos tiene contra las cuerdas a nivel mundial; lo triste, es que nuestra estupidez y conveniencia, cuando somos privilegiados, nos impide verlo.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha definido a la pobreza como: “La condición caracterizada por una privación severa de necesidades humanas básicas, incluyendo alimentos, agua potable, instalaciones sanitarias, salud, vivienda, educación e información… la pobreza depende no sólo de ingresos monetarios sino también del acceso a servicios… la pobreza no es solo una cuestión económica y de falta de ingresos, se trata de un fenómeno multidimensional que comprende, además, la falta de las capacidades básicas para vivir con dignidad”. Hablar de pobreza no es un cliché; la pobreza es un síntoma y a la vez una consecuencia del sistema artificial y antinatural, diseñado por una minoría burguesa que evidentemente no procura el desarrollo y bienestar de la mayoría, y tampoco la calidad de vida o la mejora del potencial humano.
De acuerdo con un comunicado de prensa del 17 de octubre del 2018 del Banco Mundial, casi la mitad de la población mundial tiene dificultades para satisfacer sus necesidades básicas, es decir, viven en condiciones de pobreza. La OXFAM (Oxford Committee for Famine Relief), señala que 1,400 millones de personas sufren pobreza extrema y casi 900 millones sufren hambre, no tienen acceso al agua potable y a otros servicios básicos como la salud y la educación. Por otro lado, la crisis medioambiental generada por un capitalismo sin límite que promueve el consumo al infinito en un planeta con recursos finitos, nos ha llevado a una alerta máxima de supervivencia, ya que actualmente, quienes tenemos los recursos, consumimos en una proporción de 1.75 planetas tierra, en detrimento de las generaciones actuales y futuras; siendo nosotros y nuestro ineficiente e insostenible modelo socioeconómico capitalista, los causantes de todos los problemas globales a los que nos enfrentamos hoy: cambio climático, degradación del ecosistema, extinciones masivas, desigualdad, alteraciones en el ciclo global de carbono del planeta y el aumento en la demanda de comida, agua, energía y otros recursos. A nivel mundial, más de 1.900 millones de personas padecen inseguridad alimentaria y 2.1 mil millones (29% del mundo) no tienen acceso a agua potable. (ourworldindata.org) … mientras tanto, el 1% de la población controla el 82% de la riqueza del mundo, riqueza que en nuestro artificial sistema capitalista, se requiere para acceder (comprar) los bienes y servicios que garantizan nuestra calidad de vida como personas. ¡Estos son los hechos y son irrefutables!
Dejemos algo claro, el sistema capitalista no falló, eso implicaría dar por hecho que se diseñó para que a todos les fuera bien, lo que no es así, cosa de leer las notas de Adam Smith en La Riqueza de las naciones: “…los principales arquitectos de las políticas son los dueños de la sociedad”, que en su época eran los comerciantes y productores, hoy las instituciones financieras y las corporaciones multinacionales, quienes se aseguran de cuidar bien de sus propios intereses sin importar el impacto sobre los demás, siguiendo lo propuesto por Adam Smith: “Todo para nosotros y nada para los demás”.
Hay dos grupos de personas, la minoría que está siendo beneficiada por el sistema “neoliberal” (que no capitalista) en el que vivimos, y quienes no; pero eventualmente, en un par de décadas, todos nos encontraremos en la necesidad de sobrevivir ante el colapso global y el nivel de desigualdad sin precedentes que estamos generando. No se trata de estar a favor o en contra de los sistemas económicos y sociales como si fueran equipos deportivos o partidos políticos; tenemos que pensar, razonar y ser más inteligentes que eso, y asegurar el derecho de cada ser humano a vivir de manera digna sin la necesidad de sufrir para lograrlo… no hacer algo al respecto, es pecar por omisión. A lo mejor, como dice Annie Leonard, hay que considerar cambiar el objetivo actual de “Tener más” por el de “Prosperidad para todos”, y comenzar por retomar nuestra naturaleza humana, bondadosa y compasiva, comprendiendo que, quien hoy está favorecido por el disfuncional, desigual e insostenible sistema “capitalista”, eventualmente se verá perseguido por quienes luchan por sobrevivir y dar a los suyos y a sí mismos una oportunidad de vida… ¡Así de sencillo!
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Un saludo, una reflexión.