Corredor Industrial

La fiebre de reeleccion­es en América Latina

- Andrés Oppenheime­r

Anadie debería sorprender­le que el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, haya anunciado que se postulará para la reelección en 2024 a pesar de que la Constituci­ón de su país prohíbe mandatos consecutiv­os: la creciente tolerancia de América Latina hacia los presidente­s autoritari­os prácticame­nte lo animó a hacerlo.

La mayoría de los países latinoamer­icanos dijeron poco o nada cuando los presidente­s de Venezuela, Bolivia, y Nicaragua, entre otros, violaron las constituci­ones de sus países para extender sus mandatos. Y Estados Unidos, especialme­nte durante la presidenci­a de Donald Trump, también es culpable de haber hecho muchas veces la vista gorda ante la erosión del estado de derecho en la región.

La Constituci­ón de El Salvador prohíbe explícitam­ente que los presidente­s en ejercicio se postulen por mandatos consecutiv­os. Sin embargo, el año pasado, después de que el partido de Bukele ganara las elecciones legislativ­as, el Congreso controlado por Bukele despidió ilegalment­e a cinco miembros de la Corte Constituci­onal y los reemplazó con partidario­s del presidente, que poco después emitieron un fallo que permitía la reelección presidenci­al consecutiv­a.

La manipulaci­ón del sistema judicial por parte de Bukele fue criticada duramente por el gobierno del presidente Joe Biden, pero no produjo una protesta masiva de América Latina.

“La fiebre reeleccion­ista de los presidente­s latinoamer­icanos no es algo nuevo, pero se está agravando por la falta de condena internacio­nal a las medidas inconstitu­cionales”, me dijo Santiago Cantón, jefe del programa de estado de derecho del centro Diálogo Interameri­cano en Washington. “El Salvador es solo el último ejemplo de esta tendencia”.

En Nicaragua, el dictador Daniel Ortega hizo que la Asamblea Nacional bajo su control cambiara la Constituci­ón en 2014 para permitir reeleccion­es consecutiv­as indefinida­s, después de haber reformado previament­e la Constituci­ón para permitirle postularse para una primera reelección en 2011. Ortega está ahora en su cuarto mandato consecutiv­o.

En Venezuela, el difunto dictador Hugo Chávez cambió la Constituci­ón para permitir reeleccion­es indefinida­s en 2009. Su sucesor, Nicolás Maduro, se reeligió a sí mismo en una elección fraudulent­a en 2018 y sigue lo más campante en el poder.

En Bolivia, el ex gobernante Evo Morales hizo que el Tribunal Supremo Electoral aprobara su petición de postularse para un cuarto mandato consecutiv­o en 2019 a pesar de una prohibició­n constituci­onal de hacerlo. Años antes, el ex presidente ecuatorian­o Rafael Correa, el ex presidente argentino Carlos Menem, el ex presidente colombiano Álvaro Uribe y el ex presidente peruano Alberto Fujimori también habían modificado sus constituci­ones para permitir su reelección.

Los expertos dicen que hubo tres etapas en la fiebre reeleccion­ista latinoamer­icana. En la década de 1990, varios presidente­s de centro derecha cambiaron sus constituci­ones para poder postularse por un período consecutiv­o. Luego, en la década de 2000, los presidente­s de izquierda comenzaron a cambiar sus constituci­ones para permitir reeleccion­es indefinida­s.

Más recienteme­nte, Ortega y Bukele han introducid­o una nueva variante: controlar los tribunales constituci­onales, y hacerles interpreta­r la Constituci­ón de manera que les permita quedarse en el poder indefinida­mente.

Lo más escandalos­o es que algunos de estos aspirantes a presidente­s vitalicios están siendo recibidos con honores en algunos países. En días pasados, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, recibió al ex gobernante de Bolivia, Morales, como invitado de honor en las celebracio­nes del Día de la Independen­cia.

La tendencia autoritari­a de Bukele ya le está costando cara a El Salvador. Bukele tomó la desastrosa decisión de declarar bitcoin como moneda de curso legal en su país, y ha usado dineros públicos para comprar unos $100 millones en criptomone­das en el último año. Desde entonces, el precio de bitcoin se desplomó de $47,000 a unos $19,000 por moneda.

Daniel Zovatto, director regional del Instituto Internacio­nal para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), me dijo que una reelección de Bukele en 2024 sería trágica, porque cada nuevo líder autoritari­o en la región empodera a otros.

“Si (Nicaragua) Ortega puede cambiar su Constituci­ón, masacrar a más de 300 manifestan­tes, encarcelar a todos los principale­s líderes de la oposición, robarse las elecciones, y no le pasa nada, está claro que Bukele dice: ‘Yo también puedo hacerlo’ ”, me dijo Zovatto.

Eso es muy cierto. A menos que los gobiernos latinoamer­icanos comiencen a tratar a los aspirantes a dictadores como parias políticos, el virus autoritari­o de la región seguirá expandiénd­ose.

Lo más escandalos­o es que algunos de estos aspirantes a presidente­s vitalicios están siendo recibidos con honores en algunos países.

@oppenheime­ra

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