Exhibe disparidad del acceso al agua
» Ante la sequía que se vive poblaciones buscan recuperar los recursos de cerveceras que han obtenido concesiones por parte del Gobierno federal
Este año, mientras el norte de México vivía una de sus peores sequías en décadas, las cervecerías que salpican el paisaje árido de la región engullían inmensas cantidades de agua para producir favoritas nacionales como Corona y Tecate, etiquetas que ayudaron a que el país sea el principal exportador de cerveza en el mundo.
En la imponente planta de ladrillo de Heineken en Monterrey, el agua nunca dejó de fluir por las tuberías, aunque afuera hubiera peleas en las filas de los camiones cisterna del Gobierno para conseguir agua y los parásitos se propagaran entre los niños que no podían bañarse con regularidad.
En el vecindario de Blanca Guzmán no había habido agua varios días cuando ella se unió a un grupo de activistas en julio para protestar y bloquear la entrada de la oficina de Heineken.
“Abría la llave y no había ni una gota de agua”, comentó. Pero la cervecera “produce, produce, produce”.
Mientras las sequías se han vuelto más frecuentes y graves en todo el mundo, las cervecerías y otros grandes consumidores de agua a nivel industrial han llegado al centro de la lucha climática en México, donde los activistas encabezan un movimiento para recuperar los recursos de las corporaciones que ha obtenido reconocimiento en los más altos niveles del Gobierno.
Incluso la promesa de empleo y desarrollo económico se está agotando pues los eventos climáticos extremos exhiben con claridad la disparidad del acceso al agua entre la industria privada y los hogares, lo cual ha metido en terreno pantanoso a algunas de las marcas más importantes del mundo.
En particular, las cervecerías se han vuelto un blanco de los activistas, debido a la presencia de la industria en el norte del país, el cual es propenso a las sequías.
Heineken, Anheuser-Busch InBev y Constellation Brands operan grandes plantas en los estados del norte que aprovechan al máximo la cercanía con los consumidores de Estados Unidos, donde las cervezas importadas más populares son por mucho las mexicanas.
En total, las cervecerías mexicanas vendieron más de 5000 millones de dólares de cerveza en el extranjero el año pasado, lo cual volvió a México el principal exportador de la bebida en el mundo, según el Banco Mundial.
No obstante, en julio, ocho de los 32 estados experimentaron sequías de moderadas a extremas, lo cual dio como resultado que más de la mitad de los 2 mil 463 municipios del país tuvieran escasez de agua, según la Comisión Nacional del Agua.
En respuesta, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, dijo en agosto que iba a ponerle fin a la producción de cerveza en el norte, donde opera la mayoría de la industria, y que la iba a enviar al sur, donde hay una mayor riqueza de agua.
“No es decir ‘ya no vamos a producir cerveza’”, dijo durante una conferencia de prensa. “Es decir ‘no se va a producir cerveza en el norte’. Ya, veda”.
López Obrador aún no cumple la amenaza y gente de la industria dice que, hasta el momento, sus comentarios no han afectado la producción de cerveza en el norte.
Sin embargo, la postura del Presidente refleja un gran desafío para un negocio multimillonario que usa cantidades extraordinarias de agua, en un momento en el que los efectos del cambio climático se sienten con mayor intensidad.