Corredor Industrial

Balón rueda a pesar de todo

- Jorge Ramos @jorgeramos­news

La gran tentación del Mundial, que comienza hoy en Catar, es que se convierta en una especie de recreo planetario. Por un mes podemos tratar de olvidarnos de la inflación, la guerra en Ucrania, los desplantes ególatras de Donald Trump, las mañaneras de López Obrador y hasta del cambio climático con un sentimient­o de culpa más moderado. La excusa está en la pantalla del televisor o el celular: es que voy a ver un partido del Mundial...

El problema es que hay cosas que no se deben olvidar nunca.

Tarde, tardísimo, el expresiden­te de la FIFA Sepp Blatter dijo que había sido un “error” otorgar a Catar la organizaci­ón del Mundial. “Es un país muy pequeño. Y el futbol y el Mundial son demasiado grandes para ellos”.

Los comentario­s de Blatter, quien ha sido investigad­o por corrupción, fueron totalmente inútiles porque llegaron 12 años después de que se le asignara el Mundial a Catar y muy pocos días antes del inicio de la fiesta futbolera.

Pero hay más. Amnistía Internacio­nal acaba de publicar una lista con las seis cosas que nos deben preocupar sobre el país anfitrión del Mundial, desde la falta de libertad de prensa y muerte de trabajador­es extranjero­s, hasta la flagrante discrimina­ción contra mujeres y personas LGBT+.

La esperanza con Catar es que la presión internacio­nal y el contacto con miles de fanáticos del resto del mundo los motive a modificar sus leyes y conductas. Pero es muy difícil cambiar desde afuera a un régimen autoritari­o.

Y a pesar de todo, el balón rueda... He escuchado muchas veces que el futbol es lo más importante entre las cosas menos importante­s de la vida. Y a pesar de las grandes fallas en la adjudicaci­ón del torneo mundialist­a y en el respeto a los derechos humanos en la sede, el futbol se impone. Hay un momento, cuando juega tu selección o tu equipo favorito, en que bloqueamos lo que nos incomoda y nos hace ruido. El futbol también es evasión y por eso es tan adictivo.

Para los que vivimos fuera de nuestro país, el futbol es añoranza. Nos recuerda esas calles o terrenos baldíos donde nos rompíamos las rodillas y toreábamos los autos con tal de meter un gol entre dos piedras. Y no hay manera de desconecta­r esas emociones y esa nostalgia al prender la televisión para ver un partido de futbol.

Yo crecí con futbol en mi vida -siempre quise ser como el inigualabl­e goleador Enrique Borja- y creo que somos mejores por eso. Aprendí a jugar en equipo, hice amistades que aún hoy conservo y cada sábado me junto con un grupo de tercos entusiasta­s para una cascarita.

Mi primer héroe en la vida no fue de cómics. Fue Pelé. Y me alegra que para el gran comentaris­ta Enrique “El Perro” Bermúdez, quien ha cubierto doce mundiales, Pelé también haya sido el mejor de la historia (con las debidas disculpas a

Maradona, Messi y Ronaldo). “Le pegaba de izquierda, de derecha, cabeceaba, un temple extraordin­ario para manejar la pelota, seguridad. Lo tenía todo”, me dijo Bermúdez. “El rey Pelé, el número uno”.

Para Bermúdez este será su último Mundial como comentaris­ta. Oír una de sus narracione­s futboleras es un agasajo. Inolvidabl­es sus frases: “tirititito”, “qué bonito es lo bonito”, “al rinconcito, papá”, “donde las arañas tejen su nido”... Su primer Mundial fue en Argentina en 1978. Y el futbol le cambió la vida. Fue, sencillame­nte, “el placer de hacer lo que te gusta”.

Pero también hay drama en el futbol. Los mexicanos estamos obsesionad­os con la maldición del cuarto partido. No pasamos de ahí en casi todos los mundiales. La esperanza verde es que en Catar sea distinto.

“El primer objetivo se llama (ganarle a) Polonia”, me dijo Yon de Luisa, el presidente de la Federación Mexicana de Futbol, en un comentario por WhatsApp. Segundo, “el objetivo de consolidac­ión sería pasar de la fase de grupos, que sigamos en el top 16 de los mundiales de manera consistent­e desde 1994”.

Y, tercero, “nuestro objetivo, donde consolidar­íamos nuestra misión, es estar en el top 8 en todo lo que hacemos, si logramos brincar al quinto partido en esta ocasión. Estaríamos palomeando nuestro objetivo, no del 2022 sino del 2026”.

Para Bermúdez este será su último Mundial como comentaris­ta. Oír una sus narracione­s futboleras es un agasajo. ‘Al rinconcito, papá’.

Ojalá

Mientras, ya saben lo que voy a estar haciendo el próximo mes. Viendo futbol. ¿Mucho? Quizás. Pero me alimenta el alma y aligera un poquito la nostalgia.

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