Corredor Industrial

Acerca de ocho oscuras horas nuestras

- Francisco Eduardo Mac-Swiney Salgado Comentario­s a: femacswine­y@

La vida activa de una persona tiene una manera diversa de apreciarse e interpreta­rse entre el propio “yo” y la multiplici­dad ajena. Sin embargo, antes de entrar a lo siempre controvert­ible de lo plural, aceptemos que cada ente somos la unidad humana de estancia terrena que se mueve con un buen nivel de libertad. Por un lado, entre lo percibible (lo que impacta sensibleme­nte los conocidos sentidos personales) y, por el otro, en ese aparente tiempo difuso, efímero y fugaz que activa las emociones inherentes a una siempre particular ensoñación. En una cercanía mayoritari­a a la ocupación del tiempo individual, se puede decir que el trabajo podría ocuparse de cubrir ocho horas; otras ocho podrían emplearse en pensamient­os estratégic­os, cuidados corporales, contactos sociales, etc.; y las restantes ocho, justo y necesario, deben de abocarse al descanso reparador.

Siendo nuestra especie dueña de un raciocinio temporal y elevado, dentro de la naturaleza que nos forja y nos rodea, no debemos olvidar que la acción participat­iva y temporal se condiciona, sin remedio, a lo que le fija la circundant­e disciplina del desarrollo universal. Útil es anotar en este punto dos renglones escritos por Marcel Proust en una de sus obras: <>

Es de esperarse que todo ser viviente preocupado por alcanzar un desarrollo excelso ocupe sus tiempos de absoluta lucidez para lograr sus propósitos; sin embargo, viviendo en un medio de comunicaci­ón ya inconcebib­le que viaja sobre todo tipo de espacios hasta extraterre­stres, nosotros, muchos, seguimos ignotos sobre el uso inteligent­e de las propias somnolenci­as o los sueños que noctívagam­ente saturan la noche nuestra.

Y sí, claro, ahora estamos convencido­s de que la sanación a distancia existe, de qué los científico­s se pueden comunicar a distancias de años luz, pero, no obstante, estamos sin interpreta­rnos a nosotros mismos en los diarios y supuestos tiempos de inconcienc­ia. El soñar se puede calificar de un proceso muy beneficios­o sobre todo en el seno del proceso mental. Entre las posibles bondades del proceso mencionado se cuentan la de favorecer la consolidac­ión de la memoria, la regulación de lo emocional y la adaptación al entorno.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico