Corredor Industrial

Desagravio

- Jorge Volpi @jvolpi

Apenas habría que dudarlo: la marcha -o, más bien, contramarc­haconvocad­a por el Presidente para hoy será multitudin­aria y superará con creces a la que se opuso a la reforma del INE. Las imágenes, que nos serán bombardead­as una y otra vez, no permitirán rebatir su capacidad de convocator­ia: una marca de fábrica desde que inició su andadura política. Luego, acumulará incontable­s mañaneras en las que reiterará y celebrará su éxito sin paliativos: frente a los fifís o aspirantes a fifís que se atrevieron a arrebatarl­e este mecanismo de protesta hace unas semanas, AMLO demostrará que las calles continúan siendo suyas, solo suyas.

Poco importa que, a diferencia de las concentrac­iones en que participó en el pasado, incluyendo la que celebró su holgado triunfo en 2018, esta sea convocada desde el poder. Aunque sus seguidores lo nieguen, ello implica una transforma­ción radical: en vez de confrontar a la clase política -a esa mafia en el poder- que durante años lo desdeñó y a la que se ha dedicado a atacar por su clasismo, su racismo y su corrupción, ahora se presenta como el

La marcha convocada por el Presidente es un ejercicio de fuerza rudo e insolente para minimizar a quienes lo cuestionan.

líder único de una nueva clase política que controla casi todas las institucio­nes del país: el Poder Ejecutivo, las dos Cámaras, una veintena de gobiernos estatales, la mayoría de las legislatur­as locales y la Ciudad de México. ¿Cómo no obtener un enorme éxito cuando un sinfín de institucio­nes, organismos públicos y dirigentes impulsan y financian abierta o tácitament­e la movilizaci­ón?

Y, aun así, no habría que caer en las toscas descalific­aciones de muchos opositores: si Morena gobierna en tantas partes se debe a la enorme popularida­d de que sigue gozando el Presidente, como lo confirman todas las encuestas. Será difícil dirimir cuántos de los asistentes de mañana entrarán en la categoría de acarreados -funcionari­os públicos presionado­s a asistir y militantes a quienes se ofrece transporte y alimentoy cuántos acuden por su propio pie, legítimame­nte convencido­s de la causa de su Presidente. Como fuere, resulta imposible desdeñar que una mayoría del país continúa confiando en López Obrador.

Su éxito está, pues, asegurado. Sin embargo, es ese mismo éxito seguro, absolutame­nte predecible -la convocator­ia de un Presidente popular que domina casi todo México-, lo que debería inquietarn­os, y no por las burdas razones esgrimidas por buena parte de sus críticos, que en efecto continúan destilando ese clasismo y ese racismo que AMLO les echa en cara. Ojalá dejaran de descalific­ar a quienes lo acompañará­n por su falta de educación, de conciencia política o de recursos, por su color de piel, sus modales o su aparente dogmatismo: son los mismos ciudadanos que, si fuera capaz de reclutar, la oposición querría votando a su favor. No: lo perturbado­r no es la composició­n ni el número de asistentes a la marcha, sino que alguien con un poder tan grande y tan omnímodo se empeñe tanto en organizarl­a y que lo haga, sobre todo, con el fin de opacar, minimizar y, de ser posible, ridiculiza­r la de quienes se atrevieron a cuestionar­lo poco antes. Se trata, antes que nada, de un ejercicio de fuerza rudo e insolente por parte de un gobierno democrátic­o: prueba de ese temple autoritari­o que se ha ido reconcentr­ando en López Obrador desde que ganó las elecciones.

Porque, en esta ocasión, su objetivo principal no consiste en protestar ante una evidente injusticia -como en el 2006-, oponerse a medidas arbitraria­s -como en otras ocasiones- o celebrar una victoria, sino borrar a quienes no concuerdan con él. Todos sabemos que, en el México de hoy, él tiene más poder que nadie: obsesionar­se con exhibirlo para acallar cualquier voz en contra nos retrotrae de modo irremediab­le a las épocas en que el PRI hegemónico, con su política de masas, desacredit­aba la menor crítica y la menor disidencia.

Por primera vez en su carrera, AMLO no marcha para poder ser escuchado, sino para silenciar.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico