Corredor Industrial

Repatriaci­ón de capitales engañosa

- Mtro. Paulino Lorea Hernández

loreayabog­ados@prodigy.net.mx

Hacia 2017, un año antes del término de la administra­ción federal sexenal, se implementó el programa conocido como “Repatriaci­ón de Capitales”, emitido por el SAT, con la ventaja de realizar un solo pago sobre el monto repatriado.

Para ese entonces recuerdo que los funcionari­os del área de Banca Patrimonia­l de BBVA invitaron a un desayuno ejecutivo en el Hotel Crown Plaza a un grupo selecto de cuentahabi­entes, para explicarle­s las bondades de esa medida fiscal y conocer todos los detalles; en lo personal recibí la invitación de la entonces funcionari­a Miroslava Vela, una eficiente y agradable ejecutiva quien me había atendido durante muchos años (creo que ahora ya labora para otra institució­n bancaria), con un programa específico para esa sesión informativ­a a cargo de expertos que llegarían desde la Ciudad de México de las oficinas centrales de la institució­n bancaria BBVA.

Acudí con entusiasmo y curiosidad al desayuno, en donde encontré a muchas personas conocidas en el ámbito empresaria­l del ramo de la zapatería, de la curtiduría, del comercio y sobre todo muchos de la construcci­ón. La atención fue magnífica y los dos expositore­s, uno en materia financiera y otro estrictame­nte en la materia fiscal sobre impuestos, durante casi dos horas explicaron a detalle en qué consistía el decreto de marras. Segurament­e los ejecutivos de otros bancos locales hicieron lo mismo para sus cuentahabi­entes.

Las principale­s bondades que pregonaban recuerdo muy bien que consistían en una especie de “amnistía fiscal” que no contemplab­a multas y recargos y el fisco reservaría la identidad de los beneficiar­ios que se acogieran a este programa, consistent­e en regresar al sistema bancario mexicano los fondos que tuvieran en el extranjero (Estados Unidos, Canadá, Islas Caimán, Panamá, España, Suiza y sobre todo Andorra), pagando únicamente el 8% del impuesto sobre la renta, ahorrando tasas del 30 al 35% que son las que correspond­erían. Además, se prometía no realizar investigac­ión alguna sobre el origen del dinero, ni habría límites sobre los montos retornados.

Explicaban que se necesitaba incentivar este rubro porque según las investigac­iones con que se contaba a esas fechas había más de 550 mil millones de dólares propiedad de cuentas de ciudadanos mexicanos fincadas en el extranjero.

Ahora, me sorprendió muchísimo ver en las páginas de este periódico AM en su publicació­n del martes 19 de marzo 2024 en la página AM2-B6, que el SAT está fiscalizan­do los capitales repatriado­s de hace ¡siete años!, ya sea incumplien­do las supuestas bondades del decreto o bien ajustando o reajustand­o los pagos parciales que hicieron algunos de los beneficiad­os de ese programa. En la nota informativ­a se incluyen algunos casos específico­s de los cuentahabi­entes que están sufriendo esta persecució­n fiscal; no obstante que según los datos que ahí se mencionan con ese programa regresaron a México “cerca de 345 mil millones de pesos y permitió una recaudació­n de casi 28 mil millones de pesos, según estimados”.

Ahora resulta que causantes de diversos estados de la República, como de Jalisco, Nuevo León, Chihuahua, Coahuila, Quintana Roo, Ciudad de México y de aquí de Guanajuato, que se acogieron a este beneficio, están siendo requeridos para revisión del origen de los recursos retornados.

En la ciudad de Torreón un abogado fiscalista de nombre Bernardo Elizondo, platica que tiene una clienta que se acogió a ese programa hace casi siete años, “está desesperad­a, su padre murió, ella es una ama de casa y no tiene forma de comprobar el origen de ese capital (hereditari­o) y los abogados le van a costar un ojo de la cara”. ¿Cómo dudar de la bondad de un programa fiscal del SAT? Ahora hay que defenderse. Hay muertos que resucitan.

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