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Marcha masiva clama por la unidad en Cataluña

- AFP / BARCELONA, ESP.

“No nos engañan, Cataluña es España” fueron algunas frases que miles corearon

Dos días después de la declaració­n de independen­cia del parlamento catalán, cientos de miles de personas marcharon ayer en Barcelona en contra de la secesión de esta región, por cuyo control pugnan el gobierno español y el destituido ejecutivo independen­tista catalán.

Bajo el lema “¡Todos somos Cataluña!” y un mar de banderas españolas y catalanas, una multitud inundó el elegante paseo de Gracia de la capital catalana: 300 mil según la policía local, un millón según la delegación del gobierno español y 1.1 millones según los organizado­res.

Respaldada por los principale­s partidos no separatist­as, la marcha fue convocada por la asociación Sociedad Civil Catalana (SCC), que ya congregó una manifestac­ión masiva después del referéndum inconstitu­cional sobre la secesión del 1 de octubre.

Años de tensiones entre el gobierno regional y el poder central culminaron el viernes con dos hechos sin precedente­s en la España moderna: el parlamento regional declaró la independen­cia y el ejecutivo español de Mariano Rajoy destituyó al gobierno catalán y tomó el control de su administra­ción.

Una fecha marcada en rojo en el calendario es hoy, cuando los dirigentes destituido­s o los diputados del parlamento disuelto podrían intentar volver a sus puestos de trabajo.

También se espera que la Fiscalía española se querelle contra Puigdemont por “rebelión” en los próximos días, un delito penado con hasta 30 años de prisión.

“UN MOMENTO DRAMáTICO”

“Ha sido una locura que nos ha llevado al precipicio”, repudió Álex Ramos, vicepresid­ente de SCC, en referencia a la declaració­n de independen­cia no reconocida por ningún país.

“Es un momento dramático en la historia de España, un momento tremendame­nte difícil y peligroso”, advirtió el expresiden­te del Parlamento europeo, el catalán Josep Borrell, pidiendo a los manifestan­tes “serenidad” para “seguir viviendo juntos”.

En esta región con 7.5 millones de habitantes, con un idioma propio pero con muchos habitantes procedente­s del resto de España, la sociedad está dividida a partes iguales sobre la secesión.

Y ahora viven en realidades paralelas: unos dan validez a la declaració­n de la república, otros respiran aliviados tras la intervenci­ón del gobierno español, a quien piden más mano dura. “¡Puigdemont a prisión, Puigdemont a prisión!”, gritaban en la marcha sobre el presidente regional Carles Puigdemont, destituido el viernes por Rajoy.

“No nos engañan, Cataluña es España”, fueron otros de los lemas coreados por la multitud.

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