TRES ILUSOS CANDIDATOS PRIISTAS, UNA DÉCADA DESPUÉS
Como pasa el tiempo. Hace exactamente 10 años, Primo Quiroz Durán, Aurelio Martínez Velázquez y Martín Ortiz García, aparecían ilusionados, postulados como los candidatos a diputado federales por un PRI que, en ese momento, soñaba con recuperar León y Guanajuato.
Primo y Martín, representantes del priismo que estoica y heroicamente resistía hasta entonces 26 años de panismo en Guanajuato, buscaban por enésima ocasión derrotar a los panistas que vivían con la máxima de la soberbia: con cualquiera ganamos.
Era 2009, tiempo del PAN todopoderoso en Guanajuato en los que ir de candidato priista en León era algo equivalente a un descalabro seguro.
El perfil de los candidatos de poco valía. La marca era lo que le importaba a los electores. El PRI apostaba entonces por la frescura de un empresario combativo y entrón como Aurelio que se había convertido en una revelación. También, por la experiencia de Primo Quiroz y por el retorno de Martín Ortiz García.
Emblemático el caso de este último que enfrentaba a Jaime Oliva Ramírez, hermano del entonces gobernador. Incomparable, perfil por perfil, Martín contra Jaime. El priista superaba en prendas profesionales y de preparación al panista. Y llegó a creer que eso le bastaría para dar el campanazo.
Basó su campaña en remarcar las diferencias con su contrincante. Tanto que el panista se victimizó y acusó a Ortiz de hacer una campaña discriminatoria en su contra.
Aurelio Martínez, beneficiario entonces con el perfil de ser un empresario contestatario, distinto al común de los liderazgos, entregados a los brazos del PAN y obsequiosos con los gobernantes en turno, también abrigaba la esperanza de dar el campanazo frente a Lucila Gallegos, una panista poco conocida, que era la secretaria particular del presidente municipal Vicente Guerrero (qepd).
Ninguno pudo frente a la fuerza de la marca, aunque tres años después saborearon el triunfo logrado por Bárbara Botello para destronar al PAN.
Una década después, Martín Ortiz desapareció de la política tras perder la elección para diputado federal en 2015 mientras que Aurelio Martínez pudo mutar a Morena tras sus pleitos en el PRI, aunque, paradójicamente, fue un expanista, Ricardo Sheffield quien desbarrancó sus aspiraciones para ser candidato a alcalde en el pasado 2018.
Pero eso no le quita, que de los tres postulados hace una década, sea el que más expectativas tenga de mantenerse con buenas expectativas en política.