LOS SEPULTUREROS DEL PRD
Hace nueve años, la dirigencia del PRD en Guanajuato era disputada por dos personajes por distintas razones ya no militan en el partido y que de hecho, fueron ambos sus líderes en el estado. Hugo Estefanía Monroy derrotaba a Baltazar Zamudio Cortés e iniciaba un periodo de liderazgo o cacicazgo. Estefanía fue asesinado hace algunos meses mientras que Zamudio terminó su gestión el año anterior y ahora es funcionario en el gobierno de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo.
Los dos, desde su respectiva conducción contribuyeron para que el PRD desapareciera prácticamente del mapa político del estado.
Uno con su conducta y su fama. El otro porque siempre se alineó al panismo gobernante.
Para Hugo Estefanía, aquel julio de 2011 fue el punto de partida del clímax de su carrera política cuyos beneficios alcanzan a su familia.
Llegó a ser alcalde de su natal Cortazar. En 2015, el partido del sol azteca cosechó además de eso, tres diputaciones locales plurinominales y nada más.
El avance del Verde y la competencia directa del lopezobradorismo a través de Morena y el regreso a la escena de Movimiento Ciudadano pulverizó a la posición de la izquierda en el terruño.
Cuatro años después, la fiesta seguía para su parentela pues Estefanía Monroy era alcalde electo de su natal Cortazar y uno de los cuatro alcaldes que tendría el PRD en el siguiente trienio en el estado. El partido del sol azteca cosechaba además en esas elecciones de
2015, tres diputaciones locales plurinominales, una de las cuales era para su esposa Alejandra Torres.
En 2018 se postuló como candidato otra vez a la alcaldía de Cortazar pese al berrinche del PAN que no quería verlo en la boleta con su aliado el PRD. Pero como no lo pudo impedir en la coalición tuvo que mandarle a un candidato propio, Ariel Corona.
Corona le ganó y destrozó la parte medular del proyecto de Estefanía. Quería ser alcalde y llevar a su hijo al cabildo como primer regidor. Le quedaba el consuelo de que su nuera y su esposa podrían seguir en la política.
Pero su esposa fue bajada por los tribunales electorales. Sólo su nuera, Paola Yáñez sobrevive en la política como diputada local.